[dropcap]R[/dropcap]esulta crucial conocer en que ciclo de vida te encuentras para realizar una gestión óptima de tu portafolio de inversión. El ciclo de vida del inversionista se refiere a las diferentes etapas en la cual un inversor es el titular de un activo, es decir, desde el momento de la compra hasta finalmente la venta del mismo.
El ciclo de vida más comúnmente usado por parte de los inversionistas son: la acumulación de capital, consolidación del capital, gasto del capital y transferencia del capital.
En un momento puntual de la vida las personas comienzan a acumular muchas cosas para satisfacer tanto sus necesidades a corto plazo como a largo plazo. Algunos ejemplos de los activos que se van acumulando en esta fase son viviendas, coches, ahorros para la educación de tus hijos e inversiones para tu jubilación.
Es sumamente importante comenzar a ahorrar de forma disciplinada en la fase de acumulación, ya que la persona cuenta con un horizonte temporal más largo y tiene mayor aversión al riesgo a la hora de invertir.
Cuando llegas a la fase de consolidación, lo ideal es que hayas pagado mayoría de tu deuda, o por lo menos saber de dónde vas a generar los fondos para cumplir con tus compromisos de pago.
Finalmente, entras en las fases finales del ciclo del inversionista, que son el gasto del capital y la transferencia de tus activos a familiares y/o amigos. En esta etapa puedes premiarte por haber sido un inversionista disciplinado, hasta que llegue el momento de dejar tu herencia.
La asignación de activos evidentemente varía dependiendo del ciclo de vida en el cual te encuentres.