[dropcap]¿[/dropcap]Emmanuel Macron? Para la gran mayoría de los ciudadanos del mundo, era totalmente desconocido hasta que el domingo 7 de mayo salió del anonimato, dando un salto cuantitativo hacia las más altas instancias del poder global.
Casi el 67% de los que emitieron el voto en las elecciones presidenciales de Francia de ese domingo lo hicieron a favor de Emmanuel Macron, eligiéndolo como Jefe de Estado para el quinquenio 2017-2022.
Macron es un ejemplo de la mágica y seductora relación entre dinero y poder. Cuando en agosto de 2014 el presidente François Hollande lo designa ministro de Economía, muy pocos franceses lo conocían, puesto que aunque tenía años vinculado al Partido Socialista, no había destacado en la política. No obstante, para ese entonces sí había logrado éxito en los negocios de las finanzas, vinculado al poderoso banco francés Rotschild, acumulando una fortuna notable para su poca edad.
El joven Macron tenía dinero, pero le faltaba poder. Seguro de que sólo se alcanzan las metas, cuando se definen y se dan pasos concretos hacia su realización, o sea, se toman iniciativas desoyendo las razones, de los que nada creen y por eso nada logran, todavía siendo Ministro, en abril de 2016 lanza el movimiento político “En Marcha”, su plataforma para presentar su candidatura a la presidencia de Francia en noviembre de ese año, tres meses después de haber renunciado al Ministerio.
Su ascenso fue tan meteórico y extraordinario, que todavía muchos no asimilan la realidad insoslayable. Emmanuel Macron, de sólo 39 años se convierte en Presidente de Francia, una de las potencias históricas de Europa y Occidente. Tiene una gran responsabilidad, no sólo con los millones de franceses que votaron por él, sino con todos los europeos y ciudadanos del mundo que apuestan porque se fortalezca la Unión Europea.
Si Macron, con el poder político que se le ha conferido, no produce resultados para su pueblo, produciendo riquezas, empleos, oportunidades, partiendo del fortalecimiento de Europa como lo prometió, entonces, podría salir mal de su Presidencia, irle mal a los franceses y quizás a toda Europa.
Toca entonces a Emmanuel Macron transferir dinero y poder, que se sintetizan en su persona, a todos los franceses. Eso esperamos.