[dropcap]L[/dropcap]os dominicanos nos hemos vuelto expertos en hacer leyes. Es más, fabricamos una ley por cualquier “quítame esta paja” para luego no respetarla. Nuestro Congreso parece que siempre está embarazado. ¿Por qué? La “paridera” de leyes es constante.
Y es que aquí todo el mundo propone una ley. No es de extrañar si llegan proyectos legislativos para determinar cuántos clavos se lleva una casa de madera en su construcción, cómo evitar que un hombre agreda a una mujer o dónde echar el agua de los baños.
Y podemos irnos más lejos: aquí hay leyes que no necesitan siquiera lectura, pues basta con que la orden llegue de arriba para levantar la mano de aprobación. Hay leyes que han tenido que ser modificadas uno o dos meses después de aprobadas porque le falta una palabra o una coma.
En lo que no somos expertos es en fortalecer las instituciones encargadas de elaborar las leyes y de implementarlas. ¿Por qué? Habrá que sugerir una ley para esta respuesta.