[dropcap]N[/dropcap]ada, absolutamente nada, está primero que la seguridad física del ser humano. Y si el tema está relacionado con intereses económicos particulares, sin importar el tipo de negocio de que se trate, ofrecerles certidumbre a los clientes y usuarios es muchísimo más importante.
Juntar el gas licuado de petróleo (GLP) y los combustibles líquidos en una sola estación de expendio, a propósito de la seguridad de los consumidores, sí que es una propuesta descabellada.
El sólo hecho de pensarlo pudiera engrifar los vellos a cualquiera. El concepto de estaciones mixtas en República Dominicana implica un incremento del riesgo para la población, especialmente para los consumidores de gasolina e inquilinos y propietarios de inmuebles cercanos a los lugares de venta de estos combustibles.
Todo aquel que tiene un mínimo de conocimiento sabe muy bien que el GLP es un combustible que, en su estado gaseoso, debido a que pesa más que el aire, tiende a propagarse muy fácilmente por los lugares más bajos de las estaciones de expendio y a tardar más tiempo que otros combustibles más ligeros en disiparse. Y peor ocurre si entra en contacto con cualquier fuente de calor o chispa. Es por esta razón, entre otras, que las estaciones de gas licuado cuentan con normativas de seguridad diferentes a las otras.
Además de que está en las leyes, la población siempre ha reclamado mejores medidas de seguridad en las estaciones de GLP. Es bueno recordar que las gasolineras están en lugares de alta concentración de población, cerca de escuelas, hospitales, iglesias, parques y centros comerciales, lo que es posible porque hay un menor riesgo en la operación de venta de gasolina, algo que evidentemente no ocurriría si se suma en el mismo lugar la venta de GLP.
Sería una irresponsabilidad apoyar este aumento de riesgos que significaría tener los actuales vehículos de GLP con instalaciones de gas no certificadas y cilindros en mal estado, muchas veces instalados por inexpertos, abasteciéndose en estaciones de gasolina donde hay tiendas de conveniencia, negocios de comida, carros en movimiento y personas aglomeradas.
Pero además de la seguridad de los usuarios, que siempre estará por sobre todas las cosas, las leyes, decretos, reglamentos y resoluciones dominicanas reconocen los riesgos en el manejo de combustibles y contemplan normas para su expendio considerando la seguridad de la ciudadanía. Es de orden recordar que este marco jurídico se estableció priorizando la seguridad y bienestar de los dominicanos.
Las circunstancias sociales y materiales que llevaron a las autoridades a legislar y normar la venta de gasolina y GLP por separado no han cambiado en nuestro país. Tratar de justificar la venta mixta con el argumento de que en otros países se hace, olvidando que la seguridad de los usuarios está primero, supone un desconocimiento de la realidad dominicana.
Los usuarios, más que los empresarios, merecen certidumbre al momento de echar combustible en una estación. Apostamos a la autoridad.