Sánchez Ramírez fue declarada provincia ecoturística hace diez años mediante la Ley 40-08 y, por vía de consecuencia, se reconoce su potencial económico vía la explotación turística en cada una de sus demarcaciones. El principal capital de este territorio, incluso por encima de su incuestionable e incontable diversidad de recursos naturales, es su gente.
A ocho kilómetros al Este del municipio cabecera, Cotuí, se encuentra la comunidad de Chacuey Abajo, ubicada estratégicamente cerca de la desembocadura del río Chacuey en Yuna. Es un valle amplio, verde, rodeado por montañas de baja altura, con pastos y bosques no muy espesos que sirven de refugio a aves endémicas y autóctonas.
En esta comunidad hay dos reservorios naturales de agua, uno de los cuales posee crianza de peces y, en ambos casos, son esenciales para irrigar la producción de arroz en esta comunidad. El río Chacuey, que inicia su recorrido cerca de la división de la provincia Monte Plata, se caracteriza por sus aguas tranquilas y frescas. En casi todo su trayecto está cubierto por árboles de amplio follaje.
La semana pasada esta comunidad dio un paso que ha sido considerado como trascendental por sus habitantes. Luego de existir por más de 100 años como un conglomerado social, los chacueyanos decidieron formar su primera junta de vecinos, un hecho que podría no tener tanta significación para quienes tienen experiencia en organizarse, pero que en este caso se trata de un esfuerzo democrático que contó con un apoyo jamás antes registrado en esta demarcación rural.
Acciones como estas, aparentemente pequeñas cuando se comparan con los acontecimientos que día a día suceden en las grandes ciudades, marcan la diferencia, y podrían ser, cuando se analiza su impacto en el resto de la cadena social, muchísimos más importantes para su gente.
La directiva está presidida por Alexandra de Jesús, una joven maestra chacueyana que decidió aceptar el reto de aportar más a su comunidad. Junto a ella hay otros 16 comunitarios, todos conscientes de su rol para llevar a cabo un programa cargado de buenas intenciones para lograr que el desarrollo llegue en orden.
Como muestra de que una experiencia amarga puede ser transformada en positiva, la idea de organizarse surgió de los problemas de agua que afectaron a sus habitantes entre finales de 2017 y principios de 2018. Ahí se dieron cuenta que debían organizarse.
La junta de vecinos que recién se juramentó tiene por delante importantes retos. Entre sus principales metas está ganarse la confianza de todos los habitantes de Chacuey Abajo, organizar una base de datos de residentes que habrá de servir para tomar decisiones; impulsar la terminación del parque central de la comunidad, promover actividades deportivas y culturales, fortalecer la conciencia ciudadana con miras a proteger el medio ambiente, lograr que la carretera principal sea rehabilitada, mejorar la comunicación interna entre comunitarios y despertar el sentido de pertenencia, tan importante para alcanzar las metas de desarrollo comunitario.
Como ejemplos como el que acaba de dar la comunidad de Chacuey Abajo, en Cotuí, se puede lograr un mejor país. Una gran nación está compuesta por pequeñas piezas, todas ellas concatenadas por la fuerza de voluntad de su gente.