La banca de corresponsalía nace de la necesidad de una entidad financiera de ofrecer un servicio en un país en el cual carece de presencia física, para lo cual debe contactar con una segunda institución establecida en esa nación, llegar a un acuerdo para abrir una cuenta y a través de esta canalizar sus servicios en esta jurisdicción.
Sin embargo, pese a la importancia de la banca de corresponsalía, por el papel clave en las transacciones entre fronteras, que ha ido creciendo en paralelo al desarrollo del comercio internacional y la globalización como forma de financiación de estos, las redes de corresponsalías se hacen cada vez menores.
Así lo establece el estudio “Banca de corresponsalía, de-risking y blanqueo de capitales”, de la Universidad Pontificia Comillas, que afirma que se están cerrando acuerdos de corresponsalía, principalmente por los costes crecientes, presión regulatoria e incremento en la percepción de riesgo, lo que está reduciendo los márgenes asociados a esa actividad.
“El número de relaciones de corresponsalías se están reduciendo. En especial: los bancos emisores no generan el volumen suficiente para sufragar los costes derivados del departamento de cumplimiento normativo o que están en jurisdicciones consideradas de alto riesgo”, destaca el estudio.
También, señala entre las principales tendencias de la banca de corresponsalía la concentración de los acuerdos en cierto número de entidades que dominan el mercado y la retirada de servicios de corresponsalía en determinadas divisas, dados los riesgos a posibles sanciones, cambios en materia de multas, entre otras.
En el caso de República Dominicana, la corresponsalía se hace cada año más vital para la economía, de acuerdo a la evolución que experimenta el volumen de remesas que llega al país desde diferentes naciones.
Desde 2012 hasta el año pasado, la suma de remesas enviadas hacia República Dominicana ha aumentado un 46.13%, al pasar de US$4,045.4 millones a US$5,911.8 millones, para una diferencia absoluta de US$1,866.3 millones, según los datos ofrecidos por el Banco Central (BC).
Al comparar las remesas recibidas a agosto de este año con el mismo período de 2017, se observa un incremento de un 10.2%, que representa un aumento neto de US$406.2 millones.
En los primeros ocho meses de 2017, las remesas registradas sumaban US$3,947 millones, mientras que este año ascendieron a US$4,353.3 millones.
Estados Unidos lidera la lista de los países emisores de remesas, debido a que ahí reside la mayor cantidad de dominicanos que está en el exterior.
De enero a agosto de este año, los criollos que residen en ese país enviaron a sus familiares US$3,366.4 millones, que representa el 77.33% del total.
Le sigue España, debido a que la suma enviada al país significa el 10.75% del total y asciende a US$460.1 millones. Mientras que desde Italia llegó el 1.29%, que se traduce en alrededor de US$ 56.1 millones en remesas formales.
Restricción
En la última década, los bancos globales han estado restringiendo las operaciones para cumplir con reglamentaciones diseñadas para poner coto al lavado de dinero y el financiamiento del terrorismo.
En consecuencia, los bancos globales han estado limitando las relaciones de corresponsalía bancaria con los bancos locales de las economías emergentes y en desarrollo, práctica denominada “eliminación del riesgo”, indica el informe “The Decline in Access to Correspondent Banking Services in Emerging Markets: Trends, Impacts and Solutions”, del Banco Mundial (BM).
En el documento se llegó a la conclusión de que la eliminación del riesgo es, en última instancia, una decisión empresarial, puesto que los bancos globales consideran que las relaciones de corresponsalía bancaria es una actividad de bajo margen, pero de alto riesgo.
“El informe se basa en ocho países de América Latina, África al sur del Sahara, Asia oriental y Asia meridional que habían expresado preocupación acerca de la eliminación del riesgo y su impacto en sus sistemas financieros y remesas”, explica el BM.
El impacto de la disminución de las relaciones de corresponsalía bancaria ha sido grave en algunos lugares, especialmente en los pequeños Estados insulares, agrega.
“Las empresas de transferencias de dinero por lo general son el primer punto de acceso financiero para las personas que envían y reciben remesas, un segmento de la población que por lo general está excluida de los servicios financieros formales”, puntualiza.
Alternativas tomadas por países de la región
Las fuertes exigencias regulatorias del sistema financiero de Estados Unidos, que bien buscan evitar el lavado de activos y el financiamiento al terrorismo, han dificultado las transferencias interbancarias desde y hacia países latinoamericanos, incluida República Dominicana.
Así lo afirmó en una ocasión a elDinero el presidente de la Asociación de Bancos Comerciales (ABA), José Manuel López Valdés.
América Latina se encamina a utilizar un sistema de pagos electrónico único para realizar transacciones bancarias en tiempo real y sin necesidad de utilizar algún banco de Estados Unidos.
El Sistema de Interconexión de Pagos (SIPA) de Centroamérica y República Dominicana, surge como iniciativa del Consejo Monetario Centroamericano (CMCA) con el propósito de modernizar, armonizar, fortalecer e interconectar los sistemas de pago nacionales de sus estados miembros.
Este sistema permite realizar transferencias regionales de fondos en tiempo real, con seguridad, eficiencia y bajo costo entre Costa Rica, El Salvador, Guatemala, Honduras, Nicaragua y República Dominicana.
“Con los acuerdos que se han hecho con Centroamérica ya se puede pagar a un cliente que tú tengas en cualquiera de esos países. Tú puedes mandar dinero desde Santo Domingo a cualquiera de los países centroamericanos dentro de la red y todo se hace a través de la computadora”, explicó López Valdés.
Las operaciones que se tramitan a través del SIPA son transferencias entre bancos centrales, remesas, pago de importaciones y pago de facturas.