La industria cervecera de República Dominicana se ha ganado el reconocimiento global. La calidad de sus productos aportan una marca país al extranjero. Sus marcas representan la cultura e imagen de su pueblo, y la contribución de sus empresas ha sido crucial en la economía dominicana.
Carlos Ferdinand, director ejecutivo de la Asociación Dominicana de Fabricantes de Cervezas (Adoface), resalta que la aceptación del producto criollo en el extranjero no se logra de la noche a la mañana, sino que se construye fruto del esfuerzo y fiel compromiso que conlleva décadas de trabajo.
Entre enero de 2016 y noviembre de 2018, el país exportó 22.5 millones de litros, por un valor de US$25.6 millones. Y, exportó 108.2 millones de unidades, por un valor de US$41.6 millones. Estados Unidos, Islas Británicas, Curazao y Puerto Rico fueron los principales receptores de la cerveza dominicana, según la Dirección General de Aduanas (DGA).
En 2016, la producción nacional de cerveza alcanzó los 17.2 millones de litros, un aumento de 346,906 litros al comparar con igual período de 2015, año en el que se habían vendido 16.8 millones de litros.
El factor del aumento de las ventas de cervezas se debe a que la preferencia de bebidas alcohólicas ha cambiado y con las cervezas el consumidor tiene una mayor variedad de productos a elegir. “Todo esto se ha logrado mediante el desarrollo de productos de calidad y estrategias para captar y consolidar consumidores potenciales”, pondera Ferdinand.
Las cifras de la Dirección General de Impuestos Internos (DGII) muestran que entre enero y septiembre de 2018 la producción tuvo un crecimiento de un 4%, al producirse 13 millones de litros de cerveza, mientras en igual período de 2017 la cifra alcanzó los 12.4 millones de litros.
Ferdinand resalta que de los RD$20,986.2 millones percibidos por el Impuesto Selectivo a Bebidas Alcohólicas a septiembre de 2018, la industria cervecera aportó RD$8,000 millones. Además, generó unos 4,085 empleos directos y 76,680 indirectos.
Historia de la cerveza dominicana
La cerveza es una de las bebidas más antiguas de la humanidad. Se estima que hizo su aparición en Europa en el siglo XIII. Sin embargo, la industria cervecera comienza su auge en el siglo XIX.
De acuerdo con estudios, la cerveza representa el 75% de la cuota del mercado global de bebidas alcohólicas, siendo los principales proveedores China, Estados Unidos, Brasil, Rusia, Alemania y México.
China se considera el principal productor de cerveza, con 448 millones de hectolitros en 2016 (un hectolitro es igual a 100 litros), seguido por Estados Unidos con 221 millones de hectolitros, según un documento de la firma Deloitte.
En República Dominicana esta industria nace en la década de 1930. Desde entonces ha dado pasos que la colocan entre las más competitivas de la región. Algunos movimientos que se registran dentro del país así lo demuestran.
Presidente, Bohemia, Brahma, The One, Quisqueya y, más recientemente, Canita figuran entre las principales marcas de cerveza dominicana.
En 1929 Charles Wanzer, junto a otros socios, fundó la Cervecería Nacional Dominicana (CND) con un capital de US$350,000. Sus productos pioneros fueron las cervezas Colón, Reina y Maltina Reina.
Más adelante, lanzó al mercado la cerveza Presidente, producto líder, que ha logrado mercadear desde entonces y se exporta a América y Europa como una marca país.
La multinacional Ambev llegó a República Dominicana en 2004, través de la adquisición de Embotelladora Pepsi y al año de estar instalada terminó la construcción de su fábrica de cerveza con una inversión sobre los US$100 millones. Su producto más reconocido es la cerveza Brahma.
Para abril de 2012 Ambev compró el 51% de las acciones de la CND, por un monto superior a los US$1,237 millones, en una alianza estratégica que involucró más de US$2,500 millones.
La CND y Ambev Dominicana manejan las cervezas Presidente, Presidente Light, Bohemia Especial, Bohemia Light, The One, Corona, Leffe, Brahma Light, Brahma, Stella Artois, Budweiser y Hoegaardem.
Mientras, la Cervecería Vegana es una empresa que desde el año 1975 se dedica a la elaboración de bebidas carbonatadas tales como maltas, mabí y cerveza Quisqueya.
Canita, en cambio, es comercializada desde diciembre de 2016 en las zonas turísticas de Punta Cana, Bávaro y Verón. La elaboración es de la empresa Raivan SRL, con socios relacionados al Grupo Puntacana.
Andrés van der Horst, CEO de Canita, afirma que cada año la marca produce 1.6 millones de litros en una planta ubicada en Corea del Sur, país mayor productor de cerveza de Asia, después de China. Para finales de 2019 tienen planes de comenzar a fabricar en la zona de Punta Cana.
Considera que la industria tiene retos, debido a que los consumidores locales se muestran más abiertos a probar marcas, sobre todo interesado en cervezas artesanales.
En ese sentido, el presidente de la Adoface considera que para la producción de cervezas artesanales existe un mayor enfoque y tiempo para alcanzar sabores y consistencias, haciéndolas más exclusivas, factor valorado por el comprador actual. “Este hecho contribuye a que su producción sea limitada, aumentando así su exclusividad”, apunta Ferdinand.
Para Ferdinand, el consumidor está más informado sobre los procesos e ingredientes que intervienen en la preparación de los productos que ingieren.
“De esta dinámica también participan los consumidores de cervezas, quienes ven en la elaboración artesanal una fórmula única, diferente a las marcas producidas de manera masiva”.
Libre competencia
Una prueba que confirma la existencia de un buen clima de competencia en el mercado dominicano es el aumento de las cervezas importadas en los últimos años, según el presidente de Adoface.
En ese sentido, Carlos Ferdinand dice que la sanción de R$46 millones impuesta por la Comisión Nacional de Defensa de la Competencia (Procompetencia) a la CND por abuso de “posición dominante”, no se corresponde con la realidad del mercado. De acuerdo a Ferdinand, en el país no están prohibido los acuerdos de exclusividad y se ha visualizado un incremento de la presencia de marcas importadas.
“Quedó demostrado que la sentencia se basó en un estudio sustentado con informaciones que no reflejan la realidad del mercado de cervezas, que por dichas razones fue descartado del proceso como elemento de prueba”.
Para Ferdinand, sanciones como estas perjudican el clima de negocios de República Dominicana, el cual se apoya en inversiones extranjeras.