La mujer dominicana ha ido ganando espacio en diferentes ámbitos de la sociedad, sin embargo, su participación en las microempresas es desigual con relación al hombre, en cuanto al tipo de negocio que seleccionan, ya que se concentran en los comercios y servicios que generan menor rentabilidad.
Así lo reveló el estudio sobre la “Participación de las Mujeres y la Situación de Igualdad de Género en Microempresas de la República Dominicana”, presentado este miércoles por la Fundación Reservas del País y el Centro de Género del Instituto Tecnológico de Santo Domingo (Intec).
La investigación, mostrada por Rosa Rita Álvarez, presidenta ejecutiva de la Fundación, arrojó que las mujeres aún mantienen en su “imaginario cultural” la autoimagen de que ciertos tipos de negocios son de hombres y no se visualizan involucradas en ellos por ser mujer. Igual creen que son estos quienes deben administrar los negocios de mayor tamaño.
“Mujeres audaces que se involucraron en negocios tradicionalmente para masculinos expresaron que tenían “negocios de hombres”, o que sentían la necesidad de que para determinadas tareas requerían la ayuda o presencia masculina, dando a entender que persiste la idea de la segregación y de la exposición al riesgo por su condición de mujer”, señala el documento.
El referido estudio indica que al inicio las mujeres invierten poco capital, en negocios como; pequeños colmados, venta de comida, salones de belleza, y no cuentan con garantías suficientes para respaldar la solicitud de empleo.
Mientras que los hombres, además del comercio, se concentran en otras actividades de mayor rentabilidad, tales como el transporte, herrería, metalmecánica, actividades inmobiliarias, de comunicación y agropecuaria.
Álvarez detalló que la pesquisa develó que los patrones culturales de género persisten de tal manera que influyen significativamente en el comportamiento de las mujeres en las microempresas.
“Encontramos que sus negocios eran muy pequeños, de subsistencia en su mayoría, de crecimiento limitado, que tienden a estancarse o a morir más temprano, que sus mercados son muy restrictivos y están ubicados en espacios que les permiten compartir los quehaceres y cuidados del hogar y la familia”, precisó.
El estudio arrojó, además, que las microempresarias se caracterizaban más por emprender varias iniciativas a la vez o cambiar de actividad según temporada. Situación que le garantiza cierto nivel de ingresos, contrario a lo que les sucede a los microempresarios.
Álvarez concluyó que en el país se deben implementar políticas públicas relacionadas a la generación de empleos que sean diferenciados género, continuar con el aumento de la oferta crediticia por parte de diferentes instituciones públicas y privadas.
Así como aumentar el apoyo a las micros y pequeñas y medianas empresas (mipymes) de mujeres en educación y asistencia técnica mediante un programa integral que incluya temas financieros, administrativos, de mercado, tecnología, impuestos, entre otros aspectos.
Por su lado, Ilka Mattila, representante residente del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), señaló que la Agenda 2030 llama a los países de Latinoamérica a tomar medidas para asegurar la participación plena y efectiva de las mujeres en el ámbito económico, social, promoviendo la equidad.
En la presentación del estudio estuvo presente también Janet Camilo, ministra de la Mujer; Rolando Guzmán, rector de Intec; y Fátima Lorenzo, nueva directora del Centro de Género de Intec.