La implementación del Número de Comprobante Fiscal (NCF) en el sistema de facturación de las empresas, organizaciones, entidades estatales y personas físicas formalizadas, fue un paso de gran avance en la lucha contra la evasión fiscal y la institucionalización de los procesos de compra y venta de bienes y servicios.
Sin embargo, el otorgamiento de los seriales de NCF era poco supervisado por parte de la Dirección General de Impuestos Internos (DGII). Se entregaban cantidades de números sin control y eso dio paso a que muchas empresas creaban a su vez empresas de carpeta y emitían facturas de compra y venta de bienes inexistentes para justificar gastos más allá de los reales.
A su llegada a la administración de la DGII, Magín Díaz, anunció un proceso de sustitución de NCF e invitó a todos los interesados a solicitar los nuevos seriales. La intención era verificar cuáles de las empresas que solicitaban NCF existían en realidad, para lo cual se les reclamaban todos los documentos de constitución actualizados y se verificaba su historial de operaciones.
Además, se limitó la cantidad de NCF, de forma que cada empresa los vaya solicitando en la medida en que se les van agotando.
El resultado ha sido efectivo, pues se depuró la cantidad de empresas que en realidad operan en el país y existe un mayor control de sus operaciones de compra y venta de bienes y servicios.
Otro proceso de depuración desarrollado por la DGII fue en sustituir el antiguo régimen de tributación simple por un nuevo procedimiento simplificado de tributación (PST) para las micro y pequeñas empresas, así como para las personas físicas.
Se pensaba que este nuevo PST iba a ofrecer facilidades adicionales a esos sectores, pero en realidad es muy parecido al anterior; sólo que, para acogerse a él, es necesario realizar la solicitud desde cero, tanto las micro y pequeñas empresas nuevas, como las ya existentes que estaban en el viejo sistema.
De esa forma, la DGII ha podido determinar cuál es la cantidad exacta de micro y pequeñas empresas, así como personas físicas acogidas al PST y si en realidad reúne las condiciones para mantenerse en ese esquema de tributación.
El PST tiene límites de montos en ventas o en ingresos para quienes soliciten acogerse, pero existían muchas organizaciones que ya no reunían esos requisitos, porque habían crecido más de lo establecido, o porque en realidad eran de carpeta y no existían como entes productivos.
Esa depuración ha dado como resultado una mayor transparencia y más efectiva identificación de las empresas y personas físicas formalizadas en el país.
Un tercer paso de depuración para transparentar determinados procedimientos es el que ha anunciado la DGII respecto al proceso de renovación de marbetes como derecho de circulación de los vehículos de motor.
El nuevo requisito es que las personas, propietarias de vehículos que tengan multas pendientes no podrán adquirir su marbete hasta que paguen la infracción. Se puede decir que esa es una forma de recaudar más dinero, pero en realidad no es necesariamente eso, pues los recursos de las multas no son recaudados por la DGII, ya que tienen un uso específico en la Procuraduría General de la República.
Lo que parece perseguir la DGII es la detección de matrículas de vehículos que han sido adquiridas por personas que no han hecho el traspaso correspondiente. No olvidemos que el traspaso de venta de un vehículo implica el pago de un impuesto igual al 2% del valor de venta. Le toca pagarlo al comprador, mientras que el vendedor tiene el deber de reportar a la DGII la venta realizada.
Muchas personas venden un vehículo y nunca lo reportan, mientras el comprador no se ocupa de hacer el traspaso. Si el vendedor, titular legal de la matrícula, tiene una multa, el comprador y dueño del vehículo tendrá que localizarlo para que pague la multa o no podrá conseguir el marbete. Esto, a su vez, motivará al comprador a poner en vehículo a su nombre para evitar inconvenientes futuros.
Los procesos de depuración de procedimientos por parte de la DGII su una buena forma de lucha contra la evasión y a favor de la formalidad.