[dropcap]U[/dropcap]no de los principales “dolores de cabeza” para los matrimonios con uno o dos hijos pequeños, en donde ambos cónyuges trabajan es la contratación de una trabajadora doméstica confiable y dispuesta a hacer las labores a cargo por un nivel de ingresos medianamente aceptable.
En familias de clase alta el problema se resuelve fácil, pues existen agencias de servicios de trabajos domésticos donde el personal a contratar está debidamente depurado. Sin embargo, entre las familias de clase media baja, que apenas están comenzando a progresar con empleos en donde los salarios están por encima de la media, pero apenas alcanzan para cubrir los compromisos cotidianos, entonces la contratación de la doméstica es una tarea difícil.
Un elemento agravante para las mujeres es el hecho de que esa labor les toca a ellas. Los hombres, por lo regular no entran en ese agotador proceso de contratación de la doméstica que debe hacer la labor de nana para el bebé recién nacido cuando se agotan los tres meses de licencia materna que establece la ley y es necesario volver al trabajo.
Pero las tensiones que implica ese proceso no deben ser motivo para que se pierda de vista o se dejen de tomar en cuenta algunos detalles.
Generalmente, la empleada doméstica se obtiene con base en la recomendación. La doméstica de la casa de una amiga le hace referencia sobre alguna otra persona en disposición de trabajar, la recomienda y la otra amiga o familiar recibe a la nueva empleada con base en la confianza de la recomendación de “palabra” recibida.
Entonces, muchas veces, la mujer de la casa contrata a la doméstica sin hacer las depuraciones correspondientes como, por ejemplo, verificar con precisión cuál es la residencia de la mujer a contratar, pedirle una copia de su cédula de identidad y electoral, verificar si tiene algún problema de salud que pudiera afectar sus labores y su relación con los niños, verificar los antecedentes para determinar si tuvo algún problema con la Justicia o algo así.
En fin, son detalles a tomar en cuenta que muchas veces la jefa de la casa no lo hace, porque, en su desesperación por conseguir a alguien que le resuelva en la casa mientras ella debe ir al trabajo, sencillamente la acepta en su entorno familiar y pone en sus manos las llaves, el acceso a todas las áreas del hogar y, lo más importante, el cuidado de sus seres más preciados: los hijos.
Usted se preguntará, ¿cuál es la forma correcta de proceder a la hora de contratar a una empleada doméstica? Nuestra recomendación es que aplique los mismos procedimientos que aplicó la empresa donde usted trabaja como condición para contratarla. Si recuerda, verá que su empresa le pidió currículum (en el caso de la doméstica no es para tanto), pero también le pidieron identificación, recomendaciones, certificado de no antecedentes penales y hasta le mandan a hacer unos análisis médicos, lo cual no es legal, pero se ha convertido en una costumbre.
Pues, usted puede hacer lo mismo con su doméstica antes de contratarla. Pero no olvide tomar en cuenta que si le aplicará los mismos requisitos que le aplicaron a usted cuando entró a su empleo formal, lo ideal es que también le ofrezca a su doméstica los mismos beneficios que usted recibe de su empleo como seguro médico, pago de derecho a vacaciones, pago de doble sueldo de Navidad y cesantía si prescinde de sus servicios después de tres meses de labores con usted.
La correcta depuración de la doméstica, aunque implique más complicaciones al buscarla, es una importante forma de asegurarse de que dará acceso a su casa a una persona confiable o al menos localizable en caso de algún suceso inesperado e indeseado que se produzca en el hogar. Recuerde que la doméstica tiene acceso privilegiado a los aspectos más íntimos y preciados de su vida.