Cuando un estudiante se inscribe en un colegio privado, es para cursar un año escolar y, al término, recibe una nota que valida ese curso. Con esa nota, el estudiante puede inscribir el año escolar siguiente en ese colegio o en cualquier otro.
Eso indica que cada año escolar es independiente del anterior o el posterior, lo que justifica la necesaria inscripción para el período de que se trate.
No ocurre igual en las universidades, donde el estudiante se inscribe para cursar una carrera y esa inscripción debería servirle hasta terminar el pénsum con todas las materias que incluya.
Como en las universidades la inscripción debe ser única, se inventaron la “reinscripción”, que debe ser pagada en cada cuatrimestre.
Los legisladores, en lugar de pretender eliminar el cobro de la inscripción en los colegios, que sí se justifica, deberían procurar la eliminación de la injusta “reinscripción” universitaria, pues la carrera a cursar es una sola.