La alcaldía de la capital, muy acertadamente, ha iniciado un proyecto de ciclovías en algunas de las principales avenidas de Santo Domingo. Es una muestra del interés de la gestión municipal por ofrecer mayor espacio de esparcimiento a los ciudadanos. Sin duda, es una demostración de interés real en la gente.
Históricamente Santo Domingo ha vivido de espaldas a los munícipes, es una ciudad incómoda para caminar en la mayoría de sus avenidas y aceras. Esta apuesta de la alcaldía genera esperanzas.
Sin embargo, hay algo que no cuadra bien. Para obligar a los conductores a respetar las ciclovías están colocando unos divisores de carriles, color amarillo, que podrían provocar accidentes, ya que son altos.
Si un ciclista tropieza con alguno de ellos podría perder el equilibrio.
Otra cosa, su altura también podría dañar neumáticos de algún conductor que se descuide. ¡Cuidado!