El vídeo del director del COE, Juan Manuel Méndez García, nos ha dejado reflexionando desde la redacción de elDinero y todavía yo llegando a mi casa el miércoles, de en qué momento los medios de comunicación y periodistas de profesión entendieron que algo viral resulta noticioso sin importar el contenido.
Reitero, sin importar el contenido. La difusión y la redacción de notas en base a este tipo de materiales no solo no aportan nada, sino que se alejan de la base del periodismo como tal, que llama a la indagación y sobre todo a la reflexión. Más en casos como este.
Lo de Méndez refleja problemáticas reales y cotidianas dignas de un buen trabajo -consultados con especialistas- en los que se planteen temas como:
•La falta de privacidad de los usuarios ante los chats de redes sociales: ¿Por qué ocurre esto? ¿Qué pueden hacer los usuarios para prevenirlos o evitarlos? ¿Contamos con autoridades que nos asesoren o nos asistan si nuestra imagen/ nota de voz/ vídeo es usada por terceros sin nuestro consentimiento?
•Contenidos virales: ¿Por qué la gente se ve tan atraída a ellos? ¿Qué clase de tópicos suelen volverse virales? ¿Cómo explicamos este fenómeno desde una óptica psicológica o sociológica? Qué compartir y qué no compartir?
•Un análisis del por qué la sociedad no acepta que los hombres expresen sus sentimientos. ¿En qué fase del desarrollo los varones comienzan a cohibirse o a ser más reservados? Tocar la parte del machismo y la homofobia implicado en estos casos. De hecho, se puede hasta relacionar con la violencia de género.
Estos temas se me ocurren a medida que les escribo este artículo en tiempo real. Ante casos como estos, ese es el tipo de tratamiento que yo espero de un medio de comunicación y de una pluma que se respete.
De hecho, sirve hasta de material de análisis para las aulas de comunicación. Un error común en los estudiantes de periodismo es pensar que todo lo que una persona pública diga o haga es automáticamente de interés público, cuando no es así. Méndez es un funcionario, sí, pero al final es un ser humano con una vida privada que, como a todos los demás mortales, debe ser respetada.
Los medios dominicanos seguirán cayendo en el error, que connota una profunda falta de formación en periodismo digital y de redacción periodística para redes sociales, pues estas se interpretan como canales para repetir la información que se trabaja desde los medios tradicionales y no como nuevos medios de comunicación, que requieren el mismo rigor que cualquier otro formato para compartir informaciones.
Todavía creen que para conseguir interacción y tráfico hay que subirse al carrusel de memes y clickbaits, desperdiciando muchísimas oportunidades de generar contenido de valor verosímil, respetable y rentable.