El impuesto a los cheques y transferencias electrónicas nació con la promulgación de la ley 288-04. Mas tarde, con la Ley 557-05 se estableció un desmonte de este impuesto para que el mismo fuera eliminado en 2009. Hoy, a finales de 2021, lejos de eliminar este impuesto existe una propuesta para una nueva reforma fiscal donde se aumenta de 0.015% a 0.075% transitoriamente, es decir, un aumento de 300%.
Esa misma propuesta de reforma fiscal, comparando el promedio de los ingresos tributarios de los países miembros de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) con nuestra realidad, busca incrementar las tasas efectivas de tributación por medio de estrategias como gravar servicios de salud privados con el ITBIS (que de ser aprobada la propuesta pasara a llamarse IVA o Impuesto al Valor Agregado), cobrar un impuesto de circulación de 1% a los vehículos cuyo valor sea mayor a diez mil dólares, gravar el patrimonio personal con un impuesto de 1% anual… entre otros.
Ahora bien, al hacer esa comparación de los ingresos tributarios, ¿porque no vemos también la calidad del gasto? ¿La retribución que reciben los contribuyentes por las aportaciones que hacen en esos países? ¿Cuál es la alternativa? Quienes más tributan no pueden aprovechar los servicios públicos básicos como salud y educación por ser deficientes y precarios.
Aquí el mensaje es como si el gobierno quisiera castigar a la clase trabajadora, que tiene que pagar impuestos por ganar dinero, por gastarlo, por invertirlo y ahora, según la propuesta de reforma, por generar patrimonio.
Seamos claros, los hospitales en este país son precarios, eso nos obliga a acceder a centros privados a quienes hacemos el sacrificio de pagarlos. El transporte público es inseguro, desorganizado, está en mal estado, por lo cual no es una opción y nos obliga a desear tener un vehículo propio tan pronto como ganamos nuestro primer salario.
Si sabemos que tenemos un 57% de informalidad, ¿creen que aumentando la carga tributaria esas
personas van a querer formalizarse? Yo, al contrario, creo que ese 57% podría crecer.
Tres cosas son claves para que haya una esperanza de que todo esto funcione: perseguir enérgicamente a ese 57% que no paga impuestos. Ya basta de que sean siempre los mismos los que tengan la carga más pesada. Si todos contribuimos, la carga se vuelve mas ligera y llevadera.
Hay que simplificar el sistema tributario. Actualmente es un sistema caro y al que hay que dedicarle mucho tiempo en su cumplimiento.
Tercero, y más importante, administrar con prudencia el gasto público y mitigar al máximo la corrupción administrativa que existe en el gobierno (sea el partido que sea).
Cuando los ciudadanos tengamos la tranquilidad de que nuestro (si nuestro, no del gobierno) dinero está siendo utilizado con prudencia y basado en prioridades reales, tal vez así lleguemos a generar un cambio de mentalidad y paguemos los impuestos con más satisfacción de la que produce actualmente. Tan solo hay que ver el caso de Dinamarca si queremos tener un ejemplo.