[dropcap]L[/dropcap]a historia del pollo no me la creo. Por más pío y pío que escucho sobre la abundancia o no, sobre el alza del precio o no, sobre la existencia o no de una supuesta mafia o cartel, o lo que sea, no puedo creer (o me niego a creer) todo lo que se dice respecto al pollo.
Y no es que el mundo se vaya a acabar porque falte pollo, pero esta carne es, como para los estadounidenses lo es el pavo, una parte fundamental en las mesas de los dominicanos.
Y es bueno que se explique. Las autoridades, y me niego a creer en el contubernio para aprovechar la alta demanda en Navidad y Año Nuevo, deben ofrecer historias más creíbles respecto a las razones del alza sospechosa en el precio de este alimento.
Ya sean cuentos de pollo o chinos, la población dominicana, que ha sabido demostrar su capacidad de resistencia ante todo tipo de coyuntura, merece una explicación seria y respetuosa de la inteligencia.
Por un lado se escucha al ministro de Agricultura, Ángel Estévez, afirmar que en Navidad habrá pollo suficiente y que no hay razón para preocuparse, pero en realidad surgen quejas de los consumidores respecto a un alza inusitada y absurda en el precio de la libra de pollo.
Por supuesto, hay sobradas razones para sospechar sobre la presencia de algún “malintencionado” que aprovecha la alta demanda en esta época para “hacer su agosto en diciembre”.
En octubre de este año el presidente de la Asociación Dominicana de Avicultores (ADA), Bolívar Cartagena, dijo en presencia de Estévez que la producción de pollos y huevos es un 8% más que el 2014 y que habría una disponibilidad de 18 millones de unidades de pollo.
Entonces habría que preguntarse por qué sube la carne a precios inaceptables y se presenta la escasez, supuesta o no, en el mercado local.
“El pueblo puede estar seguro de que durante las navidades habrá mucho pollo porque el Gobierno y los productores están trabajando juntos para mantener abastecidos los mercados nacionales”, según el ministro. ¿Y?