El déficit presupuestario de Túnez alcanzará este año un 9.7% -en lugar del 6.7% previsto inicialmente- debido a la depreciación del dinar y al aumento de los precios de cereales y energía, aseguró este viernes el gobernador del Banco Central de Túnez (BCT), Marouan El Abassi.
En una conferencia económica organizada por el Instituto Árabe de Líderes de Negocio en Sfax (sureste) el responsable reveló que el país necesitará una financiación suplementaria de €1,500 millones como consecuencia de la invasión rusa en Ucrania.
Asimismo aseguró que recurrir a un nuevo préstamo del Fondo Monetario Internacional (FMI) es “fundamental” ya que permitirá al Estado financiarse a “precios razonables” y abrirá las puertas al mercado financiero mundial.
“Las autoridades tunecinas han realizado grandes esfuerzos para poner en marcha un programa de reformas apropiado con esta institución”, defendió Abassi, que destacó el “alivio parcial” tras la reciente movilización de €660 millones a través del Banco Africano de Importación y Exportación (Afreximbank).
A principios de año el Ejecutivo retomó el diálogo con FMI para cerrar un préstamo por valor de US$4,000 millones que le permita hacer frente a una deuda pública que supera ya el 100% del PIB.
Mientras la institución financiera exige que el plan de reformas sea consensuado entre los diferentes actores nacionales -sindicatos, patronal y sociedad civil- la influyente UGTT rechaza las medidas de austeridad, que incluye la congelación de salarios públicos y la retirada de las subvenciones a productos de primera necesidad, y advierte de la explosión social.
El país se enfrenta al mismo tiempo a una crisis política después de que el presidente Kais Said se arrogase plenos poderes el pasado mes de julio y comenzara a gobernar por decreto para “preservar la paz social”, una iniciativa que la mayoría de partidos políticos califican de “golpe de Estado”.