[dropcap]L[/dropcap]a Asamblea General de las Naciones Unidas ha declarado el 2016, como “Año Internacional de las Legumbres”. La finalidad de esta declaratoria es estimular su consumo a nivel mundial, ya que estas suplen proteínas de origen vegetal, micronutrientes, fibra y antioxidantes para corregir deficiencias en las dietas modernas.
Entre las leguminosas recomendadas están la habichuela y el guandul. De estos frijoles República Dominicana cuenta con variedades mejoradas desarrolladas mediante tecnologías modernas, por el Instituto Dominicano de Investigaciones Agropecuarios y Forestales (IDIAF).
Los especialistas del IDIAF, Graciela Godoy de Lutz y Fernando Oviedo, sostienen que el país debe aprovechar las facilidades que ofrece el mercado, en especial el acuerdo DR-CAFTA. Añaden que mediante este convenio se podrían exportar habichuelas rojas tipo Pompadour, única en la región.
Otras leguminosas con grandes potenciales de exportación, de acuerdo a Godoy de Lutz y Oviedo, son las de coloración negra, blanca y yacomelo, que bien podrían ser vendidas en la región del Caribe y Europa. Recomiendan además los tipos de guandul de grano grande e insensible al fotoperiodo para la industria de enlatados por su diversidad culinaria.
Explican que las siembras de estas variedades mejoradas pueden ser bastante rentables para la agricultura si, a la vez, se conforma una gran estructura de mercado para exportación. Explican que los requerimientos para exportar leguminosas son mínimos comparados con los que se exigen para frutos y vegetales.
Godoy de Lutz, plantea que el mercado internacional de las leguminosas debe ser estudiado con mayor profundidad, ya que los precios dependerán del tipo, coloración y calidad del grano, y que contrario a la creencia, los consumidores en Estados Unidos pagan las habichuelas rojas o yacomelo más caras que aquí.
Señala que uno de los retos que enfrentan los investigadores cuando liberan nuevas variedades, es que en el proceso de la comercialización son mezcladas con otras que son genéticamente diferentes, pero con una misma coloración. Tampoco, se distinguen las que son producidas para semilla, que requieren criterios más estrictos que la de los granos para consumo.
En tanto que Oviedo explica que lo mismo sucede con el guandul, para el cual los agricultores no tienen un sistema de producción de semilla bien estructurado ni proveedores confiables que preserven la uniformidad genética ni la calidad sanitaria de la semilla, sobre todo cuando existe una alta incidencia en la polinización cruzada por insectos que puede superar el 30%.
Mercados
Los especialistas expresan que la producción de semillas es otro potencial mercado para el cual sería factible la creación de microempresas con grupos de productores que sean asesorados por el IDIAF y multipliquen semilla de variedades resistentes al Mosaico dorado amarillo, tales como la ´DPC40-IDIAF´, Chalona I y las variedades de guandul sensible e insensibles al fotoperiodo como las variedades `Arroyo Loro IDIAF´, `IDIAF Navideño´ e ´IDIAF Primor´.
Las semillas de estas variedades son demandas por las ONG y compañías privadas de Haití, con las que se puede suplir al estado en los programas de seguridad alimentaria mediante asociaciones de productores locales.
Los expertos sugieren la creación de un grupo consultivo que incluya los técnicos especialistas y los demás participantes de la cadena productiva y comercial para el diseño de estrategias que aumenten la rentabilidad de las leguminosas sobre la base de las recomendaciones técnicas y la exploración de nuevos nichos de mercado a nivel internacional.
Recuerdan que gracias a la investigación local tanto las habichuelas como el guandul han pasado de ser cultivos de sustento a una cadena productiva, hecho que requiere la inversión de mayores recursos económicos para fortalecer los programas de investigación, tendientes a renovar la base genética y enfrentar el cambio climático, además de una capacitación de técnicos y productores en estos cultivos.