Ahora que falta menos de una semana para el inicio -tardío- del año escolar 2022-2023, salen los informes de que faltan aulas, faltan butacas y ni hablar de los útiles escolares, uniformes y calzados que en gestiones anteriores abundaban.
Pero uno se pregunta, ¿qué hace el Ministerio de Educación durante los más de dos meses de vacaciones entre julio y principios de septiembre? Esto así, porque durante ese tiempo bien podría contratarse a empresas para remozar los centros educativos, verificar lo que falta por hacer, reparar, suministrar y preparar esos planteles disponibles para que estén listos antes del inicio de la docencia.
Lo mismo se puede decir de la presente gestión en cuanto a las miles de aulas a medio construir que dejaron las autoridades pasadas, con una carga de irregularidades, sobre las que hay denuncias, pero no sometimientos a la Justicia. A dos años de gestión, esos problemas debieron estar resueltos.