República Dominicana, mejor dicho, una pobre comunidad (BUENO, también el país), está eufórica y ha perdido el raciocinio ante la magia inexplicable (porque así es la magia a simple vista) de que el dinero se multiplica de una manera asombrosa. Y lo que importa es el resultado final: obtener el 100% de lo “invertido” sin importar cómo “se duplicó” ese dinero.
Contrario a las grandes estafas de los más renombrados casos similares, en esta oportunidad hay que decir algo que duelo, pero por ahí dicen que la verdad (cuando es verdadera) duele: cuando se junta la ignorancia siempre habrá cancha abierta para este tipo de juegos.
Lo que sucede, en este caso y otros que han sucedido en República Dominicana, es que hay dos países en un solo. ¿Cómo existe gente tan ignorante? Hoy no hay problema (aún), pero sería bueno preguntarse ¿qué le untaremos mañana al pan?