En los últimos años, tal como detalló Alejandro Farach, presidente de Plastifar, se ha reconocido cada vez más la importancia de la adaptación a los cambios en el entorno, ya sean tecnológicos, sociales o crematísticos.
“Estos cambios han ejercido una gran influencia en nuestros hábitos de consumo y estilo de vida, lo que ha llevado a replantearnos el papel de las empresas en la sociedad. Si bien la creación de riqueza sigue siendo su principal función, también se espera que las empresas asuman una responsabilidad social y contribuyan al bienestar de la comunidad”, afirmó en el marco de la firma del Biopacto, en conjunto con la empresa Termopack.
Expresó que, hoy en día, los empresarios se encuentran convencidos de que el éxito económico no se limita únicamente a incrementar los beneficios de sus respectivos negocios, sino que también implica asegurar la sostenibilidad, el retorno social y ambiental, así como satisfacer las necesidades de los consumidores.
“La responsabilidad con el medio ambiente ya no es simplemente una respuesta a requisitos legales, pues está claro que los programas que promueven la sostenibilidad ambiental, cuando se llevan a cabo adecuadamente, generan mayores niveles de competitividad y también un mayor reconocimiento y aceptación por parte de la sociedad”, sostuvo.
Sin embargo, detalló que se debe tener presente que la práctica de responsabilidad social debe adaptarse al entorno económico y ambiental actual. “A pesar de los múltiples beneficios que ofrece el plástico y que a menudo pasan desapercibidos debido al temor generado por la falta de conocimiento, no podemos negar la importancia de la industria del plástico en el desarrollo económico sostenible a nivel mundial”, añadió.
Durante su discurso, citó ejemplos las mascarillas elaboradas con plástico, que durante la pandemia salvaron millones de vidas al prevenir la propagación del virus. Del mismo modo, las jeringas y los pañales desechables, fabricados con el mismo material, han sido cruciales en el ámbito sanitario y han mejorado la calidad de vida de muchas personas. Además, en los supermercados, el 85% de los productos utilizan embalajes plásticos, lo que demuestra, a su entender, la relevancia en la cadena de suministro y distribución de alimentos y productos de consumo.
En el caso específico de la industria del plástico en República Dominicana, aseguró que representa un pilar fundamental, ya que proporciona empleo a aproximadamente 40,000 personas y contribuye con RD$5,000 millones de pesos en salarios directos. Asimismo, genera ventas anuales de US$1,000,000 y aporta más de RD$11,000 millones al fisco, tanto de manera directa como indirecta.
De hecho, destacó que los productos plásticos constituyen uno de los principales rubros de exportación de la industria nacional, superando incluso al azúcar. “Es importante destacar que, a pesar de la controversia que rodea al plástico, las emisiones de CO2 generadas por esta industria a nivel mundial representan solo el 4% del total de emisiones de petróleo. En sus procesos productivos se utiliza menos agua y energía en comparación con otras alternativas. El posicionamiento del plástico se basa en datos y hechos concretos”, dice.
Para concluir su participación, señaló que es fundamental ser conscientes de la valiosa contribución que ha tenido la industria del plástico en el desarrollo de la sociedad. “Si bien es necesario seguir buscando alternativas más sostenibles y reducir los impactos negativos asociados, no podemos ignorar el papel esencial que desempeña en nuestra vida cotidiana y en sectores clave como la salud y la alimentación”.
Industria del plástico de República Dominicana busca reducir efecto ambiental