En décadas pasadas, los riesgos catastróficos eran los principales responsables de las grandes pérdidas que afectaban al mercado de seguros cada año. Con el crecimiento en la adopción de la tecnología, el ciberdelito también ha emergido como una fuente significativa de pérdidas, equiparable en su impacto catastrófico. Lamentablemente, los ciberdelincuentes han identificado que América, y en especial los países en vías de desarrollo, presentan una considerable vulnerabilidad.
Así como la rueda fue un invento fundamental seguido por el eje y la grasa para permitir un movimiento suave, nosotros hemos adoptado de manera rápida y extensa el uso de hardware y software. Sin embargo, aún no hemos implementado los mecanismos adecuados para defendernos de los ciberataques. Estas acciones deben formar parte de una administración de riesgos efectiva.
La escasa cultura de prevención en nuestra sociedad afecta negativamente la toma de decisiones de inversión. A menudo, pasamos por alto consideraciones importantes como la inclusión de un programa de seguros adecuado al planificar proyectos, como por ejemplo, una construcción. Lo más prudente sería analizar los riesgos a los que nos enfrentamos, identificar aquellos que podemos mitigar, reducir o transferir a compañías aseguradoras.
Debería ser una práctica habitual para cualquier persona que realice inversiones incorporar, como paso inicial en su estrategia, el análisis de los riesgos a los que se expondrá. Esta recomendación figura en todos los manuales de administración y puede aumentar las probabilidades de éxito. Históricamente, ningún proyecto o empresa ha fracasado por contar con seguros, pero sí ha habido numerosos casos en los que el desarrollo se ha visto truncado debido a la falta de un programa de seguros sólido que asegure la continuidad.
Tomando como ejemplo la construcción de un edificio, es crucial evaluar en primer lugar las condiciones del terreno y su entorno para evitar sorpresas a mitad del proceso. Sin embargo, no es sensato asumir riesgos tales como terremotos o accidentes causados por el mal uso de grúas u otros equipos pesados durante la ejecución del proyecto. Aunque podemos implementar todas las medidas posibles para reducir la probabilidad de accidentes, estos siempre estarán presentes. Aquellos que no pueden prevenirse ni evitarse deben ser transferidos a una compañía aseguradora.
En el mismo contexto de un proyecto de construcción, los proyectistas deben proporcionar garantías y fianzas que aseguren el cumplimiento de acuerdos y contratos de licitación, el progreso del proyecto y la correcta utilización de los fondos asignados. Al finalizar, se requiere una garantía de que el proyecto quedó conforme a lo planificado, con la disposición de cubrir daños y defectos que puedan surgir en un plazo determinado.
En una ciudad repleta de edificaciones, basta con observar cualquier construcción y considerar los riesgos potenciales.
Edificios colindantes, viviendas, establecimientos comerciales, vehículos y peatones contribuyen al incremento del riesgo durante el proceso de construcción. Como resultado, cualquier daño, lesión o fatalidad podría tener un costo significativo para la inversión. Por ello, es esencial contar con una sólida cobertura de Responsabilidad Civil, además de las mencionadas relativas a los riesgos de construcción.