Hay que decirlo con toda propiedad: las relaciones entre República Dominicana y Haití nunca han estado bien. Hay años en los que hay acercamientos diplomáticos, incluso apoyos económicos directos en territorio haitiano de parte del gobierno dominicano, incluyendo los que sucedió a propósito del terremoto de 2010. La solidaridad ha transitado en una sola vía.
Ni hablar de las atenciones que reciben las mujeres haitianas que llegan a los hospitales dominicanos a parir, pero también quienes reciben los demás servicios de forma gratuita. Es mucho lo que se ofrece.
Los haitianos encuentran en territorio dominicano un espacio más seguro y con oportunidades de trabajo, lo que les brinda la posibilidad de enviar remesas a sus familias allá.
¿Por qué las relaciones formales nunca han estado bien si en la práctica ambos pueblos se llevan bien? La respuesta es diversa.