Las exportaciones nacionales han caído. La reducción neta fue de US$374.7 millones en el período enero-septiembre de este año, al pasar de US$9,460 millones a US$9,085.3 millones. Las razones son diversas.
El oro, el rubro por excelencia, ha sido el que más se ha destacado en este contexto de caída de las exportaciones dominicanas.
Y no es un hecho que ocurre ahora. Representando cerca de un tercio de las exportaciones nacionales, en los últimos años ha venido disminuyendo su participación.
En 2022, de acuerdo con datos del ProDominicana, cayeron un 17% tras cerrar con un monto de US$1,322.4 millones, una diferencia de alrededor de US$268.6 millones menos con respecto al 2021 cuando terminaron en US$1,591.1 millones.
En lo que va de 2023, las exportaciones de oro cayeron 21.1%. Como se ve, la tendencia ha sido continua durante los últimos años, lo que, indefectiblemente, afecta el balance de la cuenta corriente del país. Por suerte, hay otros sectores que han compensado la baja en las exportaciones de este mineral.
Las razones, sin embargo, hay que buscarlas en al menos tres variables. La primera es que la economía global no está respondiendo adecuadamente.
El Fondo Monetario Internacional (FMI) considera que el pronóstico de base es que el crecimiento mundial se modere de 3.5% en 2022 a 3.0% en 2023 y 2.9% en 2024, muy por debajo del promedio histórico (2000–19) de 3.8%. Esto, por supuesto, supone una menor demanda de materia prima.
Se prevé que, en las economías avanzadas, la desaceleración sea de 2.6% en 2022 a 1.5% en 2023 y 1.4% en 2024, conforme el endurecimiento de las políticas empiece a surtir efecto.
Para las economías de mercados emergentes y en desarrollo, se proyecta una disminución moderada de 4,1% en 2022 a 4,0% en 2023 y 2024.
Otra razón válida tiene que ver con la decisión pendiente de autorizar la construcción de una presa de cola, necesaria para aumentar la explotación de oro en Pueblo Viejo.
Es harto conocido que la prensa que está en uso está llegando a su límite. Esta situación ha obligado a ralentizar los procesos de producción de la minera.
Un tercera razón, quizá, está en la cotización del metal, aunque en estos momentos está sobre los US$1,900 la onza.