El sistema financiero dominicano, bajo la directriz del Banco Central, la Superintendencia de Bancos y la decisión de la banca en sí misma, ha demostrado ser un ejemplo de fortaleza, avance e innovación constante. República Dominicana ha sido reconocida por ser proactiva en materia de inversión en tecnología destinada a fortalecer la confianza en el sistema financiero.
La fortaleza institucional del país es otro elemento a tomar en cuenta para todo lo bueno que sucede con el sector financiero a partir de todas sus variables. Tanto en activos, como en el crecimiento de la cartera al sector privado; bajísima morosidad y su apoyo constante al desarrollo del turismo y a otros sectores productivos, son una muestra de lo que este sector significa para la economía.
Esa justamente su altísima ponderación en el desarrollo económico de República Dominicana lo que debe relacionarse con la decisión de la banca de innovar constantemente para seguir siendo ese ente que aporta valor en todos los órdenes. Sin la participación de un sistema financiero consciente de su responsabilidad con el desarrollo del país, sería imposible imaginar todo lo que se ha logrado en materia económica.
Ninguna gestión estatal, pero tampoco cualquier proyecto privado, tendría éxitos sin el concurso del sector financiero.
Hoy día, en que la agilidad es una condición vital para hacer negocios, pero en un escenario revestido de seguridad, debemos valorar en su justa dimensión la importancia de contar con un sistema de pagos robusto, moderno, seguro e inclusivo.
Hay que reconocer el papel que han desempeñado todos los actores del sector financiero: banca y autoridades. Impulsar la inversión de más de RD$3,300 millones entre 2020 y 2021, a propósito de los retos que planteó la pandemia para todo el tejido económico, prueba el gran compromiso de las entidades de intermediación financiera con el país.
El sector financiero, de parte del Estado, tiene en el Sistema de Liquidación Bruta en Tiempo Real (LBTR), que gestiona el Banco Central, la prueba contundente de que realmente ha habido avances significativos en materia tecnológica, amén de la necesidad de interactuar en un entorno internacional cada vez más exigente.
Entre los retos que aún persisten, a pesar de lo inclusiva que ha sido la banca dominicana, está el de educar más a la población sobre la necesidad de formalización. El Estado, por supuesto, juega un papel preponderante que debe asumir.