La rápida expansión de las energías renovables no solo ha diversificado el suministro eléctrico, sino también las opiniones y estadísticas en torno al tema. Por un lado, están “las pérdidas” y “ganancias” que provocan y, por otro, la metodología de medición o facturación, que generan un nuevo debate.
Una reciente serie de reportajes sobre las energías limpias, y más específicamente sobre los paneles solares, realizado por este medio, señalan que el auge del esquema de generación distribuida ha profundizado el déficit del sector, “especialmente porque el método de la medición neta no es equitativo”.
La publicación, titulada “Facturación neta abre espacio al valor real de la energía eléctrica”, básicamente analiza que no es lo mismo un kilovatio hora generado con fuentes convencionales y que utilice las redes de transmisión, que aquel se produce con paneles en los techos de las casas o empresas. No obstante, Marvin Fernández, presidente en la Asociación para el Fomento de las Energías Renovables (Asofer), respondió a elDinero afirmando que “la facturación neta sería un freno”.
Posiciones
Fernández, en conversación con este medio, destacó la importancia de comprender el impacto de ciertas propuestas, como el cambio en la facturación neta, sobre la viabilidad y rentabilidad de los proyectos de energía solar.
Según sus argumentos, modificar este sistema podría desincentivar la adopción de paneles solares por parte de la población, haciendo que el retorno de inversión sea más prolongado y menos atractivo para los consumidores.
En el reglamento actual, que es por medición neta, la inversión en proyectos fotovoltaicos se recupera en 2.9 años con una tasa interna de retorno (TIR) del 30.5%, mientras que la propuesta que estudia la Superintendencia de Electricidad (SE), apenas llega a 3.5 años. La facturación neta es para que se compre, a ambos productores, al mismo precio.
Sin embargo, como cita el reportaje, este neteo por volumen y no en base al costo del kilovatio hora (facturación), como propone un nuevo reglamento que trabaja la SE, se ha convertido en una fuente que profundiza el déficit del sector.
De acuerdo con estimaciones suministradas, las pérdidas anuales rondan los US$100 millones para las empresas distribuidoras de electricidad (EDE) por la distorsión que provoca el esquema actual, lo cual se traduce en una carga financiera extra para el Estado.
Esta realidad Fernández la atribuye a la congestión en las redes eléctricas y a la necesidad de inversiones en infraestructura por parte de las empresas distribuidoras. “Se tienen que construir líneas de transmisión. Tenemos un rezago importante en ese sentido y también tenemos congestión en las redes porque no se puede evacuar toda la energía que se produce en los puntos de generación hacia los centros de consumo”, sostuvo.
Asimismo, entiende que las empresas distribuidoras tienen que hacer inversiones en subestaciones eléctricas, así como repotenciar transformadores. “El año pasado se hablaba mucho de que ocurrían apagones, o interrupciones, porque las redes estaban sobrecalentadas por el tema del calor. Eso es causado por el aumento de la demanda”, agregó.
En ese sentido, y en defensa de la medición neta, explicó que cuando hay generación distribuida, hay menos demanda en la red. “Se produce lo que se conoce como auto consumo, es decir, la energía que tú necesitas para tus operaciones, tú la generas en tu techo y la consumes en tu techo, en la misma propiedad. No tiene que pasar por todas las redes de distribución, lo cual reduce las pérdidas técnicas de las empresas distribuidoras”, añadió.
De hecho, ante la negativa en la implementación de la facturación neta, explicó que los mercados que quieren que la generación distribuida crezca, están apostando a la medición neta. Citó casos como Brasil, además de por poner ejemplo de países que han adoptado la facturación neta y han fracasado. “Te puedo citar a Chile y Costa Rica”, dijo.
Medición neta
Según datos recopilados, desde el inicio del programa de medición neta en 2012 hasta el cierre del 2023, se registraron un total de 14,768 clientes participantes en el programa. Mientras tanto, las distribuidoras eléctricas sumaron 58,000 nuevos clientes en el mismo período. Esto significa que, a lo largo de 12 años, solo el 0.48% de los clientes de las distribuidoras, que superan los 3 millones, han optado por participar en el programa de medición neta.
“Estamos hablando de que, en 12 años, apenas 0.48% de los clientes tienen paneles sobre sus techos y que eso representa cerca del 2% de la energía del Sistema Eléctrico Nacional Interconectado (SENI)”, indicó. Para Fernández, estos números ponen de relieve la baja tasa de adopción de paneles solares en techos y la generación distribuida en el país.
A pesar del crecimiento constante, solo alrededor del 2% de la energía total generada proviene de paneles solares en techos. Esto contrasta con el aumento de la demanda energética, que ha crecido un 8% el año pasado y un 10% en los primeros tres meses de 2023, según explicó.
Facturación
Un punto que no escapó de la conversación con Fernández es “el mito” de que los clientes con paneles solares no pagan por el uso de la red eléctrica. Según sus datos, cerca del 70% de estos clientes sí pagan por el uso de la red a través del cargo de potencia. Esto también contrarresta la idea de que la generación distribuida representa una carga para las empresas distribuidoras, ya que estos clientes siguen contribuyendo al mantenimiento de la infraestructura eléctrica, aseguró.
Sobre las tarifas eléctricas y su impacto en la adopción de energía renovable, el experto enfatizó la importancia de mantener un esquema tarifario que incentive el crecimiento del sector, proponiendo que los clientes con tarifas binómicas sigan siendo beneficiarios de la medición neta en su totalidad, mientras que aquellos con tarifas monómicas podrían recibir un reconocimiento del 90% de las inyecciones de energía.
“Las tarifas binómicas contemplan dos cargos: energía y potencia. Con el cargo de potencia se paga ese uso de la red a las distribuidoras por uso y mantenimiento de la red. Un cliente que paga su red tiene que mantenerse dentro de una tarifa binómica bajo el mismo esquema de medición neta. No hay razón para cambiarlo a otro tipo de esquema. O sea, paga su red, con la cual la empresa distribuidora puede hacer las inversiones que requiera para mejorar el servicio”, detalló.
Sobre la medición neta con su tarifa binómica, “ahí es que estamos planteando el tema de que solamente se le reconozca el 90% de las inyecciones y ahí la distribuidora tengo un margen de un 10%. De esta manera el mercado se va a continuar estimulando, ca a continuar creciendo”.
Fernández aprovechó la conversación para desmentir la idea de que la generación distribuida provoque pérdidas para las empresas distribuidoras. Argumentó que los estudios que sugieren lo contrario no tienen en cuenta el beneficio de no tener que importar energía de fuentes no renovables, lo que a su vez reduce la exposición a la volatilidad del mercado internacional del petróleo.
Explicación de la medición neta
En el programa de medición neta, la forma en que los clientes son cobrados o compensados por su energía se basa en cuánto consumen y cuánto exportan a la red eléctrica.
Durante cada período de facturación, el distribuidor mide la cantidad de energía que los clientes usan y cuánta envían de vuelta a la red.
Si un cliente usa más energía de la que envía, se le cobra por esa diferencia, además de un cargo fijo mensual y otro por la potencia máxima que usa.
Pero si un cliente envía más energía de la que usa, se le da crédito por esa energía extra en su próxima factura.
“En la medición neta, la energía generada por los paneles solares se autoconsume en el mismo lugar donde se genera. Si en algún momento del día la generación solar es mayor al consumo, se tiene un excedente de producción, y esta energía se inyecta a la red eléctrica de la empresa distribuidora. Un medidor bidireccional registra tanto la energía que entra en la instalación como la que sale hacia la red”, agregó Fernández.
De acuerdo con la Comisión Nacional de Energía (CNE), si al final del año quedan créditos sin usar, el 75% se paga al cliente en enero siguiente, y el otro 25% se usa para programas de eficiencia energética y reducción de pérdidas. Esto puede ocurrir tanto en una casa, comercio, hotel o industria.
“Apoyamos que se mantenga la Medición Neta. Cualquier cambio en la regulación debe ser para que el sector siga creciendo”, sostuvo.