La Dirección General de Impuestos Internos anda, como debe ser, detrás de recaudar más ingresos para el Estado. Y está bien. Así debe ser, es su tarea.
Esta entidad recaudadora es la responsable de casi el 75% de los recursos que llegan al fisco, razón por la cual debe mantenerse atenta a todo cuanto sea necesario para lograr sus metas e incluso superarlas.
Sin embargo, hay algo que no cuadra. Mientras la DGII se esfuerza por aumentar sus ingresos, hay “funcionarios” que se apuran por malgastar y no cumplir eficientemente los procedimientos de contratación de obras y servicios.
Resulta contraproducente que mientras unos se esfuerzan por lograr más recursos para bien del país, haya otros que su insaciabilidad los ciega. Así no, no, no y no.
Hasta que no haya un despojo, hablando literalmente, de esa incapacidad humana de quererlo todo a costa de cualquier cosa, sin pensar si quiera en el efecto sobre la moral, la especie será sólo un ser “animal”.