La fila que doña Lucía hizo ayer era más larga que de costumbre. Siempre había tenido que esperar a que decenas de personas apiñadas a la entrada del hospital Francisco Moscoso Puello agotasen su turno, pero esta vez se añadían los pacientes del cercano hospital Luis Eduardo Aybar (Morgan), que acaba de iniciar un merecido proceso de remozamiento.
Fuera de la espera inusual, doña Lucía se sentía satisfecha. Para ella, las atenciones médicas que había recibido eran suficientes como para olvidar el sofocante calor, pisos sucios, paredes en mal estado, y el tumulto de personas paseándose de un lado a otro, hablando en voz alta.
Aunque para muchos resulta lógico que el cese del funcionamiento del “Morgan” aumente el número de personas en el Moscoso Puello, los pacientes habituales entienden que la diferencia no es excesiva. Afirman que el hospital siempre está lleno, especialmente de personas con escasos recursos económicos, para quienes la salud es una carga casi insostenible. Aun así, la confusión era evidente.
La dirección del Moscoso estima que sus áreas de emergencia y cuidados perinatales serán las más presionadas por la

adición de pacientes del Morgan. De las 11,000 personas que el hospital acostumbra a recibir en su emergencia, desde ahora atenderá a cerca de 13,000 cada mes. Además, se encuentran en un proceso de habilitación de la antigua unidad de rehidratación (utilizada para tratar pacientes con cólera durante el auge de la enfermedad) con el propósito de atender una media de 16 partos diarios adicionales.
“Hasta ahora aquí no existían esas dos especialidades, cuyo servicio viene completamente del Morgan, desde el conserje, personal completo de seguridad, enfermeras. Dentro de 15 días estaremos dando los servicios, porque ya se está completando la parte estructural, adecuándola y remozándola”, asegura el director del centro, Serafín Guzmán.
Además, el hospital recibirá los equipos para pacientes de diálisis, pie diabético y reumatología, quienes se unirán a los aproximadamente 800 pacientes diarios que llegan a sus 18 consultas. Aunque el centro de salud tiene escasez de espacio, su director asegura que podrán hacer frente al aumento de personas.
Durante estas fechas navideñas, esperan la acostumbrada reducción del número de consultas, razón por la cual decidieron hacer la remodelación del Morga en esta época. Con todo, la emergencia experimentará un claro aumento de pacientes. “Sí podemos tener un incremento en accidentes y traumas”, afirma Guzmán.
En el Morgan, los pasillos principales lucían llenos de personas, aunque no de pacientes. Múltiples empleados del centro se desplazaban afanosamente a través de la deteriorada estructura, con el fin de tener todo listo para el inicio de los trabajos de reconstrucción y remozamiento dispuestos por el presidente Danilo Medina hace ya dos años.
El ambiente se caracterizaba por el ruido de personas, el calor y las paredes sucias. La emergencia ya no funciona. Un gran candado en su entrada es la mejor evidencia. Y las consultas serán realizadas en puestos de atención primaria ubicados alrededor del Morgan, con el objetivo de atender las necesidades básicas de los pacientes, sin causar demasiado tumulto en los demás hospitales de la capital.
Mientras tanto, Ángel Rodríguez, un taxista con más de 20 años trabajando en el estacionamiento del hospital, ve cómo sus ingresos se disminuyen al mismo ritmo que dejan de asistir los pacientes.
