En su libro “Las mujeres son de Venus y los hombres son de Marte”, John Gray destaca las diferencias de comportamiento y pensamiento entre ambos.
Según mi criterio, estas diferencias no son buenas ni malas, simplemente están ahí y deberían ser tomadas en cuenta para poder conectar con ambos géneros, de acuerdo con las características que les competen.
Siempre he instado a que las diferencias de las mujeres sean abrazadas, celebradas y aprovechadas para hablarles a las féminas de hoy, en un contexto con el que se identifiquen.
Las mujeres conforman un mercado meta que representa más del 50% de los habitantes del mundo y son madres de la otra mitad.
Incidimos por encima del 80% en las decisiones de compras de las familias, desde los artículos de consumo en el hogar hasta qué automóvil comprarán nuestros esposos.
Comportamiento
Aunque, como en todo, existen excepciones, las mujeres tendemos a ser sensibles, conciliadoras, protectoras por naturaleza y a socializar por medio de la conversación.
Estadísticamente, somos las usuarias por excelencia de las redes sociales, emitiendo al menos tres veces más mensajes que los hombres en nuestra comunicación diaria.
Se trata del modo en que nuestro cerebro está conformado. Por ende, reaccionamos ante los estímulos de manera diferente que los hombres.
Con el paso del tiempo y la integración a la economía, el poder adquisitivo de las mujeres ha ido en aumento. Actualmente, eligen casarse y tener hijos más tarde, dando prioridad a su desarrollo profesional, lo cual les permite gastar en marcas de lujo y cuidado personal, así como elementos que sean símbolo de estatus.
Cada vez más mujeres ocupan cargos directivos, son cabeza de familia o representan el mayor ingreso en sus hogares.
Conectar con la mujer
Todo lo antes dicho reafirma el hecho de que el mercado mujer es objeto del deseo de marcas que quieren captar su consumo.
Algunos puntos para tomar en cuenta al momento de elaborar una estrategia de marketing dirigida al mercado femenino:
• El rol de la mujer de hoy. Desempeñan un rol más activo en la sociedad del que tuvieron sus madres y abuelas. Por tanto, conviene hablarle a esa mujer de hoy en un lenguaje que esté acorde con su situación actual y que apunte a resolver sus problemas.
• Responsables y sostenibles. La mujer tiende a identificarse mejor con marcas cuyo propósito de sostenibilidad y responsabilidad social estén claramente establecidos.
Es proclive a dejar de consumir aquellas marcas que violan esos estándares o incumplen su promesa de sostenibilidad y labor social.
• No todas somos “fresitas”. No a todas nos gusta el color rosado. Y, por otro lado, está comprobando que aunque la parte estética es importante para la mujer, también lo es que el producto sea funcional, satisfaga sus necesidades y sienta que fue pensado y diseñado para ella.
• Embajadoras o detractoras. Cuando a una mujer le gusta un producto, se siente satisfecha con un servicio o ha disfrutado de una experiencia agradable, se convierte espontáneamente en embajadora, y lo comparte abiertamente con sus amigos y relacionados de 7 a 9 veces.
• Se trata de la experiencia. Para la mujer comprar no es un simple acto de intercambio de producto o servicios. Por tanto, cabe denotar que mientras el hombre va de compras, la mujer sale de compras.
• Para ellas se trata de una experiencia. Por tanto, deben conectar con la marca, el producto o servicio que procura y la persona que se lo está ofertando. Es decir, que se logrará la venta en la medida en que esa experiencia sea gratificante y se logre una conexión efectiva.
Y es justo en este punto donde muchas marcas fallan, en la experiencia que proporcionan, aún teniendo un buen producto o servicio.