El Gobierno tiene la necesidad de mejorar su capacidad de recaudación. Necesita más ingresos sí o sí. Los ciudadanos dominicanos, empresarios, consumidores, trabajadores, choferes, comerciantes, industriales, artistas y todo el que está al tanto de lo que sucede en su entorno, no está ajeno a la crisis dejada por la pandemia, la cual ahondó el déficit que por años afecta a la administración pública.
Sólo un mezquino y carente de todo juicio puede rechazar, por lo menos, una revisión del sistema tributario dominicano. De hecho, si pasamos balance al pasado reciente, hemos sido irresponsable el postergar el pacto fiscal del que tanto se habla y que manda a hacer la Estrategia Nacional de Desarrollo. Esta es una muestra de que somos expertos en la “fabricación” de leyes y en la elaboración de normas jurídicamente aplicables.
Hay que buscar la forma de aumentar los ingresos tributarios. Esto no está en discusión. Hay consciencia de que algunos tributos o tasas habrá que subirlas y, por qué no decirlo, también se eliminarán o bajarán otras. El hecho es evitar que no llegue ningún caramelo envenenado. En mi caso, y lo digo con toda responsabilidad, no creo en la colocación de impuestos transitorios, pues sabemos que resulta imposible desmontarlos luego que el gobierno “se acostumbró” a esos ingresos. Ese cuento no se lo puedo creer a nadie. Además, está demostrado que las economías (y sus actores) asumen los ajustes con el tiempo, por lo que moverlos resulta improbable desde cualquier escenario.
Ahora bien, la pregunta sería cómo identificar fuentes que generen ingresos al Gobierno si necesidad de afectar profundamente las finanzas de los ciudadanos (clase media), ya que al limitar la capacidad de consumo también se afecta a la economía en sentido general. Es una especie de encrucijada. Los ciudadanos piden servicios de calidad, a la altura de los mejores del mundo, pero culturalmente hablando no están dispuestos a pagar impuestos ni quienes gobiernos están preparados para atender los reclamos de gastar con eficiencia.
Hay más de una fuente aún disponible para para buscar recursos. Las bancas de apuestas de loterías y deportivas, que están por donde quiera, la mayoría sin registrar o ilegales, representan, sin quizá, una de las principales fuentes disponibles. Puedo asegurar que los únicos que “gritarán” serán los dueños de estos negocios que sólo son, a todas cuentas, generadores de pobreza para muchos y riquezas para unos pocos. Aunque generen 200,000 empleos no pueden alegar que son de calidad, pues es de todos conocido las condiciones laborales, principalmente mujeres jóvenes, la mayoría madres solteras.
Los dueños de bancas de apuestas y loterías alegarán que mueven una parte importante de la economía, que general miles de empleos, que muchos desaparecerían porque no aguantaría, pero en realidad no es así. La verdad pura y dura es que estos negocios manejan dinero en efectivo y las autoridades no tienen forma de fiscalizarlos. Con una buena gestión se pueden generar recursos por esta vía. Calcule que si hay 130,000 bancas en todo el país (y podríamos quedarnos chiquitos) podríamos estimar ingresos por RD$6,500 millones al año sólo por esta vía.
La otra vía es la subvaluación que se produce en la importación de vehículos usados. Para nadie es un secreto que este sector de vehículos opera en condiciones cuasi informales, dificultando una real fiscalización. Además, con sólo transparentar los procesos aduanales, conectando directamente con los mercados, es muy probable que se logren más de RD$30,000 millones cada año.
Me pregunto, además, ¿por qué no reactivar las patentes de negocios, tales como colmados, colmadones, bares, cafeterías, ferreterías, restaurantes, negocios de comida casera (fondas) y todo lo que pueda ser regulado, pues esto le daría formalidad a este sector de la microempresa, logrando no sólo organizarlos, sino ver estas empresas fuentes tributarias.
En fin, hay muchas fuentes disponibles. Aquí hay más de un millón de motoconchistas. Crear un registro para este oficio no sólo genera seguridad ciudadana, sino también ingresos al fisco. Reactivar la revista vehicular y reorganizar las estaciones de peajes serían buenas alternativas. Pregúntese lo siguiente: ¿Por qué si voy de Santo Domingo a San Cristóbal pago igual que si fuera para Pedernales? No debería ser así. Busquemos y encontraremos fuentes para financiar el gasto público. Vamos a atrevernos.