Ya todos los sectores lo están diciendo a viva voz: la economía dominicana está dando señales de una recuperación real. Los industriales dominicanos, representantes de zonas francas, comerciantes, sindicatos de transporte y la ciudadanía en general.
De hecho, las tiendas (todas) están prácticamente abarrotadas de público durante todo el día. Los taponamientos de vías en las principales ciudades del país es otro indicativo.
La Asociación de Industrias de la República Dominicana (AIRD) estima que durante el próximo año ese sector invertirá alrededor de RD$70,000 millones en maquinaria y expansión de infraestructura, lo que supone un aumento de la producción y la productividad. Esto, por supuesto, habrá de traducirse en más exportaciones, más empleos, más dividas, más crecimiento económico.
Si algo dejó como lección o experiencia esta pandemia (o está dejando) es la capacidad de adaptación y recuperación de la economía dominicana. Las autoridades del Banco Central, que durante 2020 dieron la triste noticia de un desplome de -6.7% del producto interno bruto (PIB), ahora están rebosadas de optimismo por forma en que viene recuperándose. El pronóstico es que crezca por encima del 10%, lo que significa que habrá más de un 4% de recuperación real al recuperar los casi siete puntos perdidos del año pasado.
Otra señal de que la economía está recuperándose (o recobrando su ritmo normal) es la cantidad de ofertas navideñas que ya están lanzando las principales cadenas de tiendas del país, entidades financieras, presencia de adornos en las vías públicas y decoraciones alegóricas que hacen algunas empresas tradicionales.
¿Más señales? Los eventos presenciales ya están volviéndose más comunes, lo que no sólo es una muestra de confianza en la recuperación, sino en el Programa Nacional de Vacunación ejecutado por las autoridades.
El hecho de que casi el 70% de la población esté vacunada es una variable a tomar en cuenta.
Lo que también queda en evidencia, a pesar de lo que ha significado en cuando al aumento de la deuda pública, porque no había otra alternativa, es la eficacia de las decisiones que se tomaron en cuanto a la política monetaria y fiscal. Los resultados ya se están viendo.
Sólo resta esperar que los sectores productivos, pero sobre todo la ciudadanía en sentido general, continúen creyendo en la estabilidad económica de este país. El Gobierno, de su lado, que cumpla con su responsabilidad de marcar la ruta correcta para que lleguen las inversiones.