Sin proponérselo, y podría afirmarse que quizá sin saberlo, los dominicanos que viven fuera de su tierra se han convertido en uno de los principales soportes de la economía dominicana. Los resultados, año tras año, demuestran que sin ellos habría un desajuste mayor en la balanza de pagos.
Aunque la emigración es un fenómeno histórico, cultural y económico, la mayoría de las veces empujado por la necesidad de encontrar nuevas oportunidades de desarrollo, el fenómeno de las remesas es, en algún sentido, una prueba de que todo lo que se ha querido lograr en materia de desarrollo ha sido posible. Las personas emigran porque sus necesidades básicas o fundamentales no han sido satisfechas en su lugar de nacimiento.
Ahora bien, también están aquellos que aun teniendo la oportunidad de desarrollarse en su tierra natal, encuentran mejores oportunidades en otros mercados. Se da el caso de profesionales o técnicos de alta calificación que reciben mejores ofertas laborales y de desarrollo profesional en otros países y se marchan, pero esos no son la mayoría.
Los dominicanos que históricamente han emigrado, de su lado, lo han hecho porque ven mejores oportunidades económicas. Si bien una parte han logrado descollar en áreas profesionales, y lo han hecho muy bien, la razón fundamental de la emigración ha sido económica.
El poder e influencia de los dominicanos en el exterior se expresa de diversas maneras, pero muy fundamentalmente en las remesas que envían a sus familiares aquí en el país. Según el Banco Central (BC), este año los envíos superarán los US$10,000 millones, cifra que significará alrededor del 10.9% del producto interno bruto (PIB) estimado de este año, que sería de US$91,500 millones.
Está bien que envíen dólares y euros, pues es un indicativo de que su arraigo y relación con República Dominicana siguen intactos. Estas remesas han sido la responsable de que la economía, en parte, haya respondido tan bien a los demás estímulos que el Gobierno ha implementado para lograr una recuperación modelo en la región.
Estados Unidos, por tradición, ha sido el destino natural de emigración de los dominicanos. Desde allí lega el 84% de las remesas, lo cual se vio ampliado con los estímulos que también entregó el gobierno estadounidense a las familias para que resistan el impacto económico del covid.
Hay que decir, en favor y reconocimiento de la diáspora, que entre enero y octubre de este año los dominicanos hicieron 28.5 millones de envíos con un promedio de US$304.3, sumando alrededor de US$8,675.1 millones. ¿Se ha preguntado usted qué hubiera sido de la economía dominicana sin esos recursos?