La deuda dominicana ha aumentado a niveles no previstos por ninguna de las proyecciones. Esta es una verdad que no puede ser soslayada. Los números están ahí.
Aunque en términos relativos ha habido una reducción por efectos de la expansión del producto interno bruto (PIB), lo cierto es que de manera neta ha habido un aumento que supera los US$14,000 millones en los últimos años, situación asociada a los efectos de la pandemia sobre la economía dominicana tras las medidas que debieron implementar las autoridades para atender a la población más vulnerable.
A propósito de esta realidad, la cual ha obligado al país a tener que endeudarse por encima de sus posibilidades reales, está uno de los retos más importantes: aumentar las recaudaciones para lograr recursos suficientes que permitan al Gobierno de turno atender todas o una parte de las necesidades de la población sin tener que acudir, tan frecuentemente, al mercado de capitales para emitir bonos.
Es una tarea difícil, pero no imposible. No sólo hay que ver lo que está pasando con las finanzas públicas efectos de la pandemia, sino lo que debería evitarse en un futuro cercano. La Comisión Económica para América Latina y el Caribe advirtió, al año de la pandemia, que la posición financiera de la región se iría deteriorando. Las previsiones de este organismo regional se cumplieron casi al pie de la letra. República Dominicana no es la excepción, pues prácticamente se cumplieron en su totalidad.
La brecha entre ingresos y gastos es la preocupación de las autoridades. La data disponible en el Ministerio de Hacienda establece que el resultado operacional bruto terminó 2020 en RD$295,295.1 millones, es decir, alrededor de US$5,218.3 millones al aplicar la tasa de RD$56.5 del Banco Central para ese año.
En este año, al llevarlo a dólares, el Estado recaudó US$11,173 millones y gastó US$16,391 millones en un contexto de pandemia que obligó a las autoridades a implementar una serie de programas de subsidios directos e indirectos.
Como claramente se nota, el hecho de no tener un espacio fiscal adecuado, que garantice ingresos suficientes para disponer de un fondo de emergencia, ha sido una debilidad que ha dificultado al Estado disponer de recursos para responder a eventualidades.
Por supuesto, nadie estaba preparado para la pandemia. Sin embargo, no todos los países tuvieron que ver aumentar sus déficits en la proporción que sí tuvo que hacerlo República Dominicana.
En todo caso, y es la mejor parte, las autoridades de Hacienda han sido pragmáticas y efectivas en el manejo de los pasivos y eso sí es positivo.