Las remesas constituyen una fuente vital de ingresos para cientos de miles de familias en República Dominicana. En algunos casos son la única fuente de sostenimiento. Sin estos recursos que envía la diáspora sería prácticamente imposible para muchos solventar sus necesidades básicas.
Ahora bien, las remesas también son una muestra de que algo no anda bien en la economía. Cuando la población de un país debe salir en masa a buscar oportunidades en otros lugares es porque simplemente no ha tenido cómo desarrollar su talento o emprender en su propia tierra. Este fenómeno, que no sólo se da por necesidades económicas, sino también que hay espacios profesionales con mejores condiciones en otros mercados, data de muchos años. La migración es un hecho que nació con la humanidad.
Las remesas, en sí mismas, también son un negocio rentable para empresas que han logrado identificar oportunidades. El problema está en que es a costa de una masa de ciudadanos que no pueden cargar tan pensado. República Dominicana ocupa el segundo lugar cuando se toman en cuenta los costos por comisión de envío, pues son muy elevados, a pesar de que en los últimos años se ha registrado una ligera reducción.
Si bien se encontraba en 7.1% para 2018, en 2019 se redujo a 6.5%, luego bajó cinco décimas en 2020 (6%) y una en 2021 (5.9%). Aunque esto puede interpretarse como un avance, la tasa sigue estando cuatro décimas por encima del promedio general y 2.9 puntos porcentuales de lo esperado por Naciones Unidas.
En el caso de República Dominicana, que el último año recibió remesas por valor de US$10,402 millones, las ganancias de las empresas remesadoras por comisión y servicios ascendió a RD$6,100 millones. En este 2022 las proyecciones indican que habrá cifras superiores a los US$10,000 millones, pues en los primeros cinco meses (enero-mayo) ya llegaron a US$4,057 millones, un 41.3% más que en igual período de 2019, aunque se registró una caída neta de US$336 millones (-7.6%) cuando se compara con 2021.
Aunque hay diversas vías u opciones para que las personas hagan sus envíos, es del todo conocido que hay un dominio prácticamente oligopólico, que a pesar de que hay otros agentes que han querido entrar, expandirse ha sido difícil. Según la Superintendencia de Bancos, el mercado tiene la participación de al menos seis agentes de remesas y cambios, aunque sólo dos se llevan la mayor participación.
Un dato que resulta importante destacar es que el 95% de los beneficios que reciben las remesadoras corresponde a comisiones por servicios. ¿Se podría mejorar eso y lograr mayor nivel de competencia? Eso sólo lo puede determinar el mercado, si funcionara de manera perfecta.