[dropcap]A[/dropcap] principios de este mes se firmó en Sídney, Australia, el Acuerdo de Asociación Transpacífico (TPP), sin duda, el mayor acuerdo comercial jamás firmado en la historia. Basta con decir que los países firmantes representan cerca del 40% del producto interno bruto (PIB) mundial.
Para tener una idea de cuánto significa su economía, en términos absolutos son US$28 trillones. Realmente es mucho dinero el que producen estas naciones.
El acuerdo se inició con 12 miembros, pero es seguro que en poco tiempo serán muchos más. Nadie quisiera tener de frente (y en contra) a estos gigantes mundial de la economía. ¿Califica República Dominicana para estar en este club del libre comercio? Geográficamente no. Sin embargo, habrá otras fórmulas para acceder.
Los industriales y las autoridades dominicanas deben estar alertas. Ahora más que nunca. El país, por su dejadez en poner las fichas correctas, ha dejado pasar oportunidades valiosas en términos comerciales. No es un secreto que no hemos sabido aprovechar la apertura comercial.
Nuestra balanza comercial es una prueba de que entra más de lo que sale y eso se debe, básicamente, a problemas de competitividad y políticas que incentiven el desarrollo.
El TPP, en vez de verse como una amenaza para la inversión extranjera, quizá sea una gran oportunidad de probar la capacidad que tenemos los dominicanos de abrirnos al mundo. Nuestros principales socios comerciales están ahí y las perspectivas establecen que sus economías serán más poderosas.
República Dominicana, por suerte, mantiene la ventaja competitiva que le ofrece la geografía. Ahora sólo falta concatenar las variables que nos ayuden a ser mejores exportadores.
Hay que seguir apoyando proyectos tan importantes como el Bandex, a Adoexpo, Proindustria, la AIRD y a cada una de las instituciones que buscan convertir a este país en una verdadera potencia exportadora.
Y cuando se quiere, como dice el dicho, se puede.