Graduarse de la universidad o realizar una maestría dentro o fuera del país implica mucho esfuerzo y, sobre todo, una serie de gastos que no todos los jóvenes pueden asumir. De ahí la importancia del acceso a crédito educativo que, aunque ha ido aumentando su cartera dentro del sistema financiero dominicano, su participación es escasa.
Así lo evidencian los datos de la Superintendencia de Bancos (SB), al observarse que, a mayo de 2022, los préstamos personales para gastos educativos ascendieron a RD$40.36 millones, un 1.3% más que en igual período de 2021 (RD$39.82 millones). Sin embargo, ese monto es diminuto si se compara con otros segmentos que van desde RD$2, 911 millones hasta RD$195,833 millones.
Por ejemplo, dentro del renglón “créditos al consumo”, que alcanzan los RD$390,107 millones, un 17.3% más que mayo de 2021, y el 26.3% del total del sistema (RD$1 billón 480 millones), el financiamiento que otorgan las entidades de intermediación financiera (EIF) generalmente son empleados tanto para otros gastos propios o familiares como para la compra de vehículos o bienes del hogar y no así en el desarrollo educativo.
Pero ¿por qué sucede esto? Para Cibeles Jiménez, especialista en Gestión de Riesgo y Gobierno Corporativo, la baja participación obedece, principalmente, a que los préstamos para gastos educativos son un segmento “muy especializado”, que conlleva cierto grado de riesgo de recuperación del monto otorgado.
“Es un dinero que se devuelve a los bancos a más largo plazo. Es decir, que el cliente ya tuvo el fruto (del préstamo) y después de ser profesional, conseguir un trabajo y recurrir a ingresos es que empieza a pagar y eso aumenta el riesgo de retorno y el riesgo de alta morosidad en ese segmento de la cartera de crédito al consumo”, detalló la también economista.
En otras palabras, es un crédito que el estudiante va desembolsando o empieza a amortizar al final del período de estudios. Entonces, para algunas entidades financieras esto no es atractivo. También, Jiménez recuerda que en el Reglamento de Evaluación de Activos (REA) esa modalidad se incluyó a partir del 2017 tras una modificación, o sea, es relativamente joven.
En este reglamento su párrafo IV cita que: “Los créditos de consumo con fines educativos para una formación académica superior de grado, postgrado, maestría o doctorado, podrán otorgarse con un período de gracia durante el período de estudio para la amortización del préstamo, siempre y cuando cuente con un garante solidario o una garantía admisible”.
Para la especialista en riesgo “ahí fue que se le permitieron una serie de concesiones que antes no existían para ese tipo de préstamos en los créditos de consumo. Por ende, esto conlleva cierta madurez que la pandemia ha retrasado”.
Aval
Respecto al garante solidario, explicó que es un aval que mitiga el riesgo, pero no lo elimina. Por ello no resulta tan atractivo ese financiamiento y su tasa de interés suele ser “alta” en promedio.
Fundapec
A nivel de organizaciones sin fines de lucro, existe en el país la Fundación Apec de Crédito Educativo (Fundapec) desde 1967. Una entidad que, a juicio de Jiménez, no solo se especializa en ese tipo de crédito, sino que “trabaja con fondos de muy bajo costo”. Agrega “que el fondeo de Fundapec es muy bajito y pueden trabajar el crédito educativo a una tasa aceptable”.
A nivel de la banca, la tasa de interés promedio para estos préstamos aumentó 1.22 , al pasar de 11.32% a 12.45% en mayo de 2022.