El mercado de seguros es transversal a todas las demás industrias y comercios, ya que todos los procesos acciones de cualquier mercado tienen riesgos, y muchos de ellos no pueden soportar de por sí, teniendo el mercado asegurador para traspasar los riesgos que pueden poner en peligro la existencia de la continuidad de cualquier inversión particular, por lo que un buen programa de seguros garantiza la permanencia y desarrollo cumpliendo con los objetivos trazados. De ahí les viene a los seguros su gran aporte social, cuando garantiza producción y empleos.
Ante el incremento de los riesgos con los desastres naturales, los errores humanos y los actos delincuenciales, cada vez tendremos menos apetito de riesgos de nuestros inversionistas del área, especialmente los reaseguradores, por la gran incertidumbre y las pérdidas de beneficios, con lo que viene en añadidura el incremento de los costos, que afectara sensiblemente las primas que deberán pagar los asegurados para mantener buenas coberturas.
Los mercados pequeños, como el nuestro, serán los más afectados, ya que, si el reasegurador tiene sectores, regiones, donde puede lograr mejores contratos, ira reduciendo la capacidad de reaseguros a nuestro mercado, como ya está ocurriendo, donde las principales reaseguradoras que siempre nos han apoyado, comienzan a contemplar la reducción de su capacidad, para colocarla donde tengan mejores posibilidades y mejores precios.
En un mercado con una brecha tan pronunciada como la nuestra, estos fenómenos, a pesar de la presencia más frecuente de las pérdidas catastróficas y también ahora, la ciberseguridad, los clientes se resisten a pagar mayores primas y los que no tienen seguros, a no tener ninguna motivación para contratarlo, lo que agrava la fortaleza del mercado.
Los actores involucrados deben asumir compromisos junto al regulador para ir tomando las medidas que minimicen las dificultades, antes situaciones de catástrofes que son predecibles y cíclicas, y por lo que veo, no tenemos acciones en esa dirección.
Sobre la comisión para la reforma de la Ley 146-02, a ocho meses de creada, aun no se ven los resultados para garantizar una nueva normativa que mantenga la calidad de todos los actores garantizándoles a los asegurados, las indemnizaciones correspondientes ante las vicisitudes.
Con galardones sin méritos y felicitaciones demagógicas, a lo que estamos acostumbrados, no vamos a garantizarle a nuestros clientes la fortaleza del mercado y su permanencia de la confianza, necesitamos acciones reales, con voluntad de hacer lo correcto respetando nuestros clientes. Necesitamos una mejor vigilancia de parte del regulador, con equidad sin favoritismo. Haciendo que todos cumplan las leyes y en tiempo oportuno, para evitarles a nuestros clientes, mas daños que el que pueda producir el riesgo.
La comisión y el regulador tienen que acelerar la reforma a la ley, en sintonía con las circunstancias, para que la misma sirva realmente a las demandas de las necesidades de nuestros clientes. La ley no es para proteger a los actores, básicamente el objetivo de la ley es que sirva a la ciudadanía, lo que el Estado está en la obligación de garantizar.