El Fondo Monetario Internacional (FMI) ha puesto en perspectiva la cruda realidad de Ucrania en medio de la guerra. Este país europeo, otrora miembro de la Unión Soviética (Hoy Rusia), ha demostrado ser verdaderamente poseedor de una economía adaptable a la guerra. Las circunstancias así lo han dictado y sus principales entes productivos han sabido hacer los ajustes para no sucumbir.
En enero de este año, el gobernador del Banco Nacional de Ucrania, Andriy Pyshnyy, y la directora gerente del FMI, Kristalina Georgieva, sostuvieron un encuentro en el que pusieron sobre la mesa las opciones de Ucrania para salir airosa de este conflicto bélico, el peor en Europa desde la Segunda Guerra Mundial.
El FMI describe que Ucrania ha soportado la mayor agresión militar a gran escala en Europa desde la Segunda Guerra Mundial. Los ucranianos han demostrado una asombrosa resiliencia. El impacto de la guerra apenas se puede comprender.
Según el organismo financiero, Ucrania perdería por lo menos un tercio de su PIB en 2022. Destaca que durante las primeras semanas, la guerra se libró prácticamente en todos lados, ya sea con operaciones activas de infantería o con ataques aéreos.
Fue una etapa muy dura. Pero el pueblo y las empresas de Ucrania no tardaron en recuperarse del primer shock de la guerra a plena escala, destacando que algunas de las personas desplazadas retornaron. La economía ucraniana se adaptó a la guerra. Surgieron nuevos sectores de la economía que se centraron en apoyar a las fuerzas armadas de Ucrania.
El sistema bancario, destaca el FMI, ha sido sólido y ha funcionado sin limitaciones durante toda la guerra, a pesar de las enormes campañas terrestres y aéreas. La capacidad de adaptación a una nueva realidad se puso a prueba. Se detuvo la salida de capital, se adoptó un tipo de cambio fijo y se tomaron otras medidas necesarias para combatir la crisis.
De hecho, casi todos los bancos -no solo los de importancia sistémica- siguieron funcionando, lo que fue una gran ventaja para Ucrania. El pueblo ucraniano ha demostrado no solo una capacidad sin igual de resistencia ante el enemigo, sino también de adaptación a un nuevo entorno.
Ucrania, como es sabido, ha recibido miles de millones de dólares aportados para la guerra, tanto en especie como en recursos económicos. Además, ha recibido importantes financiamientos para mantener su economía a flote.
Y como es lógico, los ucranianos han tenido que lidiar con la escasez, que es justamente el principal lastre de la economía.
No sólo han enfrentado la inflación, sino que ha habido limitaciones en términos de los productos básicos. En todo esto, hay una verdad que no se puede soslayar: Es un conflicto bélico que ha unido a Occidente contra Rusia. La pregunta que podemos dejar abierta sería la siguiente: ¿Cuál de los dos frentes entenderá primero que el diálogo es lo único que le pondrá fin a la guerra?