Esta es la cifra: 127 unidades de conservación, de las cuales 28 incluyen espacios marítimos abarcan 45,900 kilómetros cuadrados. Eso significa que el 75% de la línea costera de República Dominicana está bajo protección.
El archipiélago paradisíaco es hogar de especies exóticas y arrecifes de corales, sin embargo, están bajo amenazas tanto locales como globales, casi exclusivas de las acciones humanas, siendo un enemigo latente.
Gracias al esfuerzo conjunto del Estado y entidades privadas, se combate desde distintas áreas la conservación y protección del recurso marino, comparado por muchos como bosques tropicales por su diversidad biológica y ser fuente de sustento de las comunidades aledañas.
Andreína Valdez, coordinadora de Programas en la Fundación Dominicana de Estudios Marinos (Fundemar), explica a elDinero que la entidad cuenta con ocho viveros de corales que albergan más de tres kilómetros de tejido en conjunto libre de competencia y depredación. Esta acción se desarrolla en alianza con el sector hotelero, centros de buceos y la comunidad impactada.
Indica que su Laboratorio de Reproducción Asistida de Corales ha incrementado el volumen de reclutas de coral sembrado en el arrecife. Explica que este proceso involucra la colecta de gametos de distintas especies de coral durante su desove (puesta de huevos), la fertilización asistida, cría de embriones, larvas y reclutas y la siembra de reclutas en áreas de rehabilitación de los arrecifes.
“Hemos trabajado con seis especies con más de 500,000 reclutas de corales, incluido el coral Pilar uno de los que está siendo más atacado por una enfermedad que está poniendo mucha presión en esa especie”, especificó.
Añadió que actualmente dentro de 20 familias de coral que están siendo afectadas por una enfermedad que tiene varios años en el Caribe, y detectada hace un año en Bayahíbe, existe una con mayor amenaza en la familia conocida como coral Pilar, que en Fundemar le están realizando reproducción asistida, en conjunto con otras especies de familias.
Estas técnicas promueven la diversidad genética de las poblaciones de coral y potencialmente incrementan su resiliencia a cambios ambientales.
Protección de herbívoros
Otro elemento que juega un papel protagónico en la conservación de los ecosistemas de arrecifes son las especies marinas. Sin embargo, prácticas inadecuadas como la sobrepesca, particularmente del pez loro, ha sido un factor determinante del declive de los arrecifes en el Caribe.
Atendiendo a esa urgencia, algunos países de la región han prohibido la pesca de peces como el loro y el cirujano. República Dominicana no se queda atrás. En 2017, estableció una veda de dos años para los peces loros y luego agregó otro año.
No obstante, esa medida no fue suficiente por carencia de seguimiento. El “Análisis de la efectividad de la veda de peces loros en República Dominicana: Lecciones aprendidas en dos años”, presentado en 2020 por Someira Zambrano, coordinadora de la Red Arrecifal Dominicana (RAD), destaca que “no hubo evidencia del impacto de la prohibición del pez loro. Por el contrario, el aumento del 63% la densidad no fue significativo”.
De ahí que en 2021, el Poder Ejecutivo, mediante el Decreto 418-21, prohibió la captura de una serie de herbívoros arrecifales hasta julio de 2023. Una medida a largo plazo, que además funge para controlar las macroalgas de rápido crecimiento y así no afectar a los corales.
“La población de pez loro, específicamente, es crucial para la supervivencia de los arrecifes de coral”, destaca Andreína Valdez, coordinadora de Programas en Fundemar.
Para Nina Lysenko, directora de Recursos Marinos del Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales, actualmente estas medidas están acompañadas de un programa de monitoreo basado en indicadores a fin de verificar la efectividad de la veda, sancionar a los infractores y posteriormente, recomendar la modificación, el levantamiento o extensión de la veda.

En 2021, se impusieron multas que representaron más de RD$124 millones por delitos ambientales como pesca ilegal, extracción de materiales en ríos, tala de árboles, entre otros. Así como más de 1,242 casos sancionados, de los 1,397 recibidos, con el apoyo del Servicio Nacional de Protección Ambiental (Senpa) y la Procuraduría Especializada para la Defensa del Medio Ambiente.
En ese sentido, el Consejo Dominicano de Pesca y Acuicultura (Codopesca) lleva a cabo varios acuerdos interinstitucionales de colaboración para mejorar las condiciones de los arrecifes de coral y sus ecosistemas asociados, que constituyen un gran valor económico pesquero. Uno de ellos, fue el reciente acuerdo con la Fundación Cap Cana.
El convenio, además, de acuerdo con Héctor Baltazar, vicepresidente de desarrollo y Operaciones de Cap Cana, delimitará las áreas de no pesca y pesqueras conforme al Plan de Manejo del Santuario Marino Arrecifes del Suroeste, fomentando así el respeto hacia estas áreas protegidas. También se capacitará sobre la pesca, las vedas y el valor agregado de los productos pesqueros.

“La preservación de los corales constituye un paso de gran relevancia para cumplir con nuestra misión: trabajar bajo un modelo de desarrollo sostenible que garantice una calidad de vida adecuada para las generaciones presentes y futuras”, expresó Baltazar.
Desde el Estado
Lysenko dijo que actualmente el Gobierno dominicano ejecuta una serie de acciones particulares, y en conjunto con el sector privado, fundaciones conservacionistas, universidades, consorcio de restauración costera, sociedad civil y la RAD en beneficio de los arrecifes de coral.
Destacó la evaluación y monitoreo de ecosistemas marinos y de los usos e impactos; acciones normativas y de control para la conservación de especies claves en los arrecifes; así como programas de restauración de manglares, viveros de corales, los cuales dijo se han sembrado unas 4,300 plantas.
Reconoció que estos trabajos demandan muchos recursos técnicos y materiales, pero son “extremadamente importantes” para conocer el estado en que se encuentran estos ecosistemas con los métodos fiables que pueden ser utilizados para la toma de decisiones.
“La estrategia del Ministerio es la conectividad de los ecosistemas marinos, bajo el Convenio de Cartagena, así como las planteadas por la Sociedad Internacional de Arrecifes de Coral (ICRS): abordar el cambio climático, mejorar las condiciones locales y restaurar activamente los corales”, subrayó, al indicar que la conservación de las áreas marinas va de la mano con la protección a los corales.
Respecto al impacto del cambio climático en los ecosistemas coralinos, el ministro de la Presidencia, Joel Santos, dijo que el Gobierno trabaja para mitigar y adaptarse al este fenómeno.

“Son medidas de mediano y largo, que obviamente están orientadas a proteger el futuro de la nación fundamentadas en temas ambientales como la protección de los parques nacionales y emisión de gases. Es decir, un conjunto de temas que al final de cuenta buscan proteger lo más importante: el medioambiente”, expresó el funcionario.
El Consejo Nacional para el Cambio Climático y Mecanismo para el Desarrollo Limpio (CNCCMDL) estima que para el 2030, República Dominicana necesitará una inversión de US$18,000 millones para mitigar y adaptarse a los efectos climáticos que impactan a los sectores productivos de la economía local.
Turismo
Dada esta realidad, ¿qué hace la industria de viajes y turismo? Expertos consultados por elDinero sostienen que cada vez hay más empresas hoteleras se suman a acciones voluntarias, más allá de las normativas legales, con el objetivo de fomentar un turismo sostenible.
El vicepresidente ejecutivo de la Asociación Nacional de Hoteles y Restaurantes (Asonahores), Andrés Marranzini, tiene la respuesta: la mayoría de las playas que están frente a hoteles, miembros de Asonahores, portan la certificación de bandera azul, que certifica las acciones de explotación turística en el marco de la sostenibilidad y la garantía de preservación de los recursos naturales.
“Desde la preservación de los corales, uso responsable del plástico hasta políticas para la realización de actividades que no dañen los recursos naturales previenen de la responsabilidad social de las empresas hoteleras que forman parte del organismo”, expresa, Marranzini.
Un ejemplo puntual es el Grupo Iberostar. En 2019 creó en el país un vivero y un laboratorio de genética de corales para restaurar los arrecifes coralinos, el cual empezó con 10 especies y 180 corales individuales.
“Ese sistema lo que hace es someter diferentes especies (de corales) a distintas temperaturas para saber cuáles son los más potencialmente aptos para resistir al cambio climático y así tomar la decisión de cuales se usan para crecer y replantar los arrecifes”, explicó Macarena Blanco, encargada del Coral Lab en Punta Cana.
Lo compara con un “arca de Noé” para salvaguardar la diversidad de especies ante alguna pérdida por huracán, enfermedad o cambio climático. Respecto a los viveros dijo que el más antiguo está en Bayahíbe, mientras que el más reciente está en Bávaro y otro en prueba en Puerto Plata. También tienen en Jamaica y dos en México.
Por su parte, Cap Cana y otras entidades trabajan en un proyecto de concientización y recuperación de la barrera coralina. “Nosotros tenemos múltiples acciones, una de ellas es un programa de siembra de corales, que en conjunto con la creación de un laboratorio daremos seguimiento a todo lo que corresponda a la parte marina, incluyendo el sargazo”, destacó a elDinero Jorge Subero Medina, presidente ejecutivo de Cap Cana.

Dijo que actualmente tienen un acuerdo de protección de la costa Este con el Ministerio de Turismo, en conjunto con actores hoteleros que ocupan el 14% del frente de la costa de Cap Cana.
Medicina
Según el Servicio Nacional de Estados Unidos, los corales son fuente importante de nuevos medicamentos para tratar: cáncer, artritis, alzheimer, infecciones bacterianas, virus y enfermedades cardiacas, entre otras.
En esa dirección, la industria farmacéutica ha hallado en los corales insumos valiosos para el desarrollo de productos. Entre ellos destacan que ciertos corales estimulan la soldadura de huesos rotos y que algunos componentes de una esponja proveniente de los arrecifes caribeños permiten la creación de Zidovudina, un medicamento para tratar el virus de inmunodeficiencia humana (VIH).
¿Qué hace falta?
Lysenko sostuvo que el sector medioambiente, por ser tan crucial y transversal a todas las áreas productivas del país, requiere una asignación presupuestaria proporcional para el efectivo cumplimiento de sus funciones y los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) 2030. Así como la voluntad política para la aprobación actualizada de la Ley Sectorial, pendiente desde hace más de 15 años.
Señaló que el futuro cercano está regido por el cambio climático y cambios de paradigmas en los estilos de vida de quienes se benefician de los recursos naturales. “La capacidad de sobrevivencia de los arrecifes de coral sobrepasa las adversidades, pero necesita que se siga luchando para su conservación”, recalcó.
En tanto, Valdez explica que para los proyectos de restauración pueden encontrar fondos económicos tanto nacionales como internacionales.
Entre los años 2009 y 2014, se implementó el proyecto a gran escala del PNUD/FMAM “Manejo Sostenible de los Recursos Marinos Vivos compartidos del Gran Ecosistema Marino del Caribe y Regiones Adyacentes” (“Proyecto CLME”), el cual arrojó tres principales problemas socioeconómicos en la región del Caribe, incluyendo República Dominicana: la pesca no sostenible, la degradación del hábitat y modificaciones de comunidades; y la contaminación marina.
Para el 2012, se ejecutó el proyecto piloto de Manejo y Conservación de la Pesquería y Biodiversidad Arrecifal – Parque Nacional Montecristi-, con un presupuesto total de US$400,000; US$200,000 del Fondo Mundial para el Medio Ambiente (FMAM) y US$200,000 aportados en especie por el Ministerio del Medio Ambiente de la República Dominicana.
En 2018, la organización The Nature Conservancy y la Cruz Roja pusieron en marcha el proyecto “Diseñando Islas Resilientes” para ayudar a República Dominicana a priorizar e invertir en los ecosistemas costeros, como los corales, que reducen los riesgos de desastres relacionados con el cambio climático. Esta iniciativa que abarca cuatro años se ejecuta con fondos del Ministerio Federal Alemán por un monto de US$325,000,00, entre 2020 y 2023, según datos suministrados a elDinero, por el Ministerio de Medio Ambiente.
Sin embargo, asegura que lo vital es contar con el apoyo gubernamental en la toma de decisiones y para que aplique y de seguimiento a las regulaciones de lugar para que los arrecifes de coral no sean afectados.
“Las regulaciones hay que hacer que se cumplan, no basta con que se queden en papel, hay que darle seguimiento”, reitera, al reconocer que existe mayor conciencia a nivel estatal, pero se podría hacer más de parte de los actores participes, ya que “somos una nación que depende de la naturaleza”.