República Dominicana recibe los efectos de una vaguada que han hecho olvidar las semanas de sequía y los incendios forestales, así como la carencia de agua en las principales ciudades.
También han echado en el olvido las preocupaciones por la falta de caudal en los ríos que llenan los embalses de las presas que dan energía, sirven de riego y suplen los acueductos.
Como siempre, porque así ha sido durante toda la historia del país, los expertos vuelven a sentarse y el seguimiento que se les da al sector hídrico no pasa de ser rutinario.
La preocupación por el cambio climático, la falta de agua y la necesidad de crear conciencia en la población sólo despierta en tiempos de sequía. Mientras, ahora no se enfrentarán los problemas en la agricultura por la sequía, sino por los daños que las inundaciones y crecida de los ríos provocan. Ya volvieron las lluvias y ahora qué.