Desde los organismos de seguridad del Estado se nota un afán por mostrarle a la sociedad la idea de que la inseguridad ciudadana se ha reducido y de que los niveles de criminalidad en la actualidad son menores que en el pasado, especialmente en la anterior gestión de gobierno.
El problema es que, independientemente de que existe un nivel de percepción que incide en la opinión de la gente sobre la inseguridad, la realidad es que cada vez son más frecuentes las manifestaciones delictivas que incluyen atracos, robos y hasta asesinatos.
Las estadísticas pueden ser interpretadas de distintas formas y así también presentadas, pero por más que se insista en mostrar números favorables, no hay forma de que si ayer hubo 100 atracos y hoy hubo 80, esa reducción de un 20% no quita el sentimiento, más real que perceptivo, de que fueron 80 los atracos. Para que la percepción sea de que hay menos delincuencia, la reducción debe ser mucho mayor.