Estuvimos participando en el XV Congreso Regional de COPAPROSE, auspiciado por ADOCOSE, nuestra Asociación Dominicana de Corredores de Seguros en el Hotel Barceló de Bávaro, Higüey, teniendo el honor de participar junto a valiosos compañeros del sector en un panel de discusión con la ponencia interesantísima de Jesús Martínez Castellanos, CEO Mapfre México y CEO Latam Norte España.
Una de las partes más importantes de la exposición de Martínez, como conocedor de la región, es la poca penetración del seguro y su baja participación en el producto interno bruto (PIB), el cual apena alcanza un 3.1%, muy lejos de la media mundial que llega a un 6.1%. En República Dominicana apenas llega al 2.1% del PIB y, en el caso del seguro de vida, su participación es cada vez menor, con el agravante de que sí se hacen los seguros de vida, pero fuera del país, por el hecho de que el Estado le mantiene una carga de un 16% de impuesto selectivo.
Nuestra región tiene una gran exposición a los riesgos catastróficos, sin embargo, no tenemos conciencia de la necesidad e importancia de los seguros, a pesar de que los riesgos son más severos para las clases menos pudientes. También es notable que aun la clase con poder adquisitivo mantiene grandes propiedades sin cobertura, a pesar de que todos los años tenemos la incidencia de ciclones e inundaciones, y sabemos que los terremotos son cosa de tiempo, irremediablemente.
Un buen ejemplo, muy cercano y reciente, fue el terremoto en México, donde menos del 8% de las pérdidas tienen seguro, por lo que el expositor planteó la gran brecha que tiene la región y donde aproveché para indicarle en el debate que parte de la responsabilidad es nuestra, ya que hemos fracasado en el diseño de estrategia para llegar a la conciencia de nuestros gobiernos y ciudadanos, creyendo que solo es competencia de los que ya tienen seguros, con el agravante que reducimos las tasas a niveles que generan pérdidas técnicas, con tal de mantener a los clientes.
La Swiss Re nos dice en sus bien valoradas publicaciones de muchos años de experiencia y recopilaciones de fenómenos, que desde 1990 los terremotos han causado unas pérdidas económicas totales de US$90,500 millones en la región, de los que US$15,100 millones estaban asegurados a valores del 2015, o sea, que un 16.7% de las pérdidas estaba asegurada y el 83.3% sin asegurar. Súmele a estas cifras las pérdidas causadas por inundaciones y huracanes, y siga con las sequías en las inversiones agrícolas. Son las grandes debilidades que tenemos en la región con una brecha mayor a los US$235,5 mil millones.
Tenemos mucho trabajo, y lo más interesante del Congreso fueron todas las oportunidades que vimos y la extraordinaria herramienta que nos mostraron para llegar más fácil y rápido a nuestros prospectos a través de la tecnología que está creando los medios idóneos que no debemos menospreciar si queremos mantener un crecimiento sostenible y saludable de los seguros y la economía. Cuestión de sentido común.