La Asociación de Industrias (AIRD) ha dado la voz de alerta: República Dominicana necesita, con carácter de urgencia, zapatearse del rezago que viene padeciendo en materia de política industrial. La institución lo tiene bien claro: Lo que producimos aquí produce empleos aquí, genera impuestos aquí, mueve la economía de aquí y ahorra divisas a nuestro país.
La institución, presidida por Campos de Moya, observa un proceso de desindustrialización cada vez más profundo que es necesario revertir. Su preocupación la relaciona con la decisión del país de abrir sus fronteras sin haber definido estrategias intersectoriales una vez se dio término, en la década de los 70, a la política de sustitución de importación.
Y sin que haya una admisión de que está encendido el botón de pánico, advierte que hay un incremento significativo de las importaciones, un congelamiento en las fuentes de empleos formales y un déficit comercial cada vez más elevado. Las estadísticas son irrefutables. Las exportaciones nacionales promedian los US$4,300 millones durante los últimos seis años, mientras que las importaciones están sobre los US$13,900 millones. Así no se hace patria.
El presidente de la AIRD, quien habló al celebrarse el 56 aniversario de la fundación de esa entidad empresarial y durante la entrega del Premio George Arzeno Brugal al Periodismo sobre la Industria Nacional, destacó que a pesar de ser uno de los sectores de la economía con mayor estabilidad en su crecimiento, este ha sido el que ha crecido menos en promedio con respecto al resto de la economía dominicana.
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El dirigente industrial tiene razón cuando afirma que una verdadera política comercial no es aquella que sólo se enfoca en visualizar oportunidades de acceso a mercados externos, sino también la que se enfoca en defender nuestra producción y nuestro mercado.
“En términos llanos, la política comercial no es más que una lucha por disminuir los déficits comerciales de los países y eso es lo que no debemos perder de vista. Salvando las diferencias, eso es lo que está mirando actualmente Estados Unidos, que ha vivido una experiencia parecida a la nuestra”, sostiene De Moya.
Los industriales consideran que la ausencia de instrumentos financieros de desarrollo a largo plazo y de apoyo a la tecnología, la innovación y a la maquinaria industrial ha retrasado su desarrollo, en momentos en que otras economías mucho más grandes que la dominicana no solo cuentan con numerosos mecanismos, sino que hasta se ufanan de otorgar subsidios directos a sus sectores productivos.
Para apoyar su afirmación, el presidente de la AIRD hace referencia al aumento del crédito industrial con la medida tomada el año pasado por la Junta Monetaria de disminución del encaje legal a los sectores productivos.
Llama a analizar el impacto de las políticas de tributación en el sector industrial frente a las importaciones, la informalidad, la evasión y el contrabando, como eficientemente lo están haciendo las oficinas recaudadoras, pues la industria es uno de los sectores con mayor nivel de presión tributaria.
En todo caso, las autoridades deben entender (y admitir) que la alerta está encendida desde hace mucho tiempo, que el aviso se viene dando de manera continua y que los resultados no dejan espacio para la duda. Resulta muy positivo crear una política enfocada hacia las exportaciones, como también es importante invocar un año completo para fomentar este sector. Sin embargo, no se gana nada si se duplican las exportaciones y se importa 20 veces lo que se exporta.