Desde hace unos años, la tecnología está cambiando la forma en cómo se imparte y se recibe docencia, sin importar el nivel educativo que se esté cursando. Sin embargo, el proceso de adopción de estos sistemas informáticos era gradual hasta que llegó la pandemia del covid-19 y todos se vieron en la obligación de buscar un plan para continuar las clases.
Gracias a este proceso, el gerente país de C&W Business en República Dominicana, Teudis Quezada, entiende que las proyecciones apuntan a que, tanto en la docencia como en otros sectores, lo que predominará será un sistema híbrido. “La educación se irá adaptando en la proporción que se va a utilizar tecnología o presencialidad”.
El experto destaca que el nivel inicial es donde más se evidencia la necesidad de un contacto físico para que el aprendizaje sea efectivo, ya que a los niños les resulta complicado “mantener su atención en una pantalla”.
“La educación no escapa a lo que va a pasar en el mundo laboral”, explicó Quezada, al hacer referencia a la implementación de la modalidad del teletrabajo en muchas empresas. “No volveremos a la presencialidad total, nosotros no nos vamos a olvidar de lo que está pasando, lo que estamos viviendo y lo que hemos vivido se quedará para siempre”.
Sin embargo, es necesario mejorar la conectividad para poder implementar estas mejoras en el sistema educativo. “Hay que entender donde vivimos, nuestras debilidades y carencias”.
Adaptabilidad
A pesar de que en la educación se requiere, en muchas ocasiones, un contacto directo entre el maestro y los estudiantes, el ejecutivo de C&W Business precisa que el ser humano tiene la capacidad de adaptarse a las situaciones que está viviendo.
Por tal razón, afirma que la tecnología irá supliendo las necesidades que vayan surgiendo en el momento. “Si nos produce formas más sencillas de aprovechamiento del tiempo y ser más eficientes, no tengo duda de que la vamos a adaptar de manera inmediata”.
“El ser humano tiene esa facilidad creadora y de adaptabilidad cuando las cosas van en favor de facilitarles la vida”, asegura Quedaza, al recalcar que las tecnologías contribuyen a la eficiencia y que, gracias a esta bondad, las personas las incorporan de manera inmediata.
Herramientas
De acuerdo con Quezada, las herramientas jugaron un papel fundamental para continuar con el proceso de enseñanza. “Afortunadamente, los desarrolladores actuaron de una manera rápida para adaptarse rápidamente a la gran demanda y las necesidades de los diferentes sectores”.
El sector educativo fue uno de los beneficiados con herramientas para la educación asincrónica y sincrónica, permitiendo que el proceso de enseñanza-aprendizaje no se viera limitado en este período. Sin embargo, no todos los docentes y estudiantes tuvieron la posibilidad de acceder a estas plataformas, ya sea por problemas de conectividad o por falta de equipos que soportaran estos sistemas.
Precisó que las instituciones privadas que ya habían adaptado la tecnología tuvieron mejor respuesta a la modalidad virtual. “Lograron un mejor impacto en el aprendizaje y en el aprovechamiento del tiempo de pandemia, que ha sido totalmente opuesto a lo que ha pasado en el sector público”.
Currículo educativo
El ejecutivo señala que las autoridades educativas están obligadas a hacer una actualización en las materias que se imparten en todos los niveles educativos, las cuales deben orientarse a las necesidades que están demandando los sectores productivos nacionales e internacionales.
“No desde el nivel medio, sino desde la educación inicial”, argumenta, al referirse a cuándo debe iniciarse a incluir asignaturas orientadas a habilidades tecnológicas. Pone como ejemplo, cómo los llamados centenials y millenials han desarrollado habilidades para incorporar herramientas digitales en su día a día. “Es asombroso lo que ellos, con instrucción o sin ésta, de manera intuitiva pueden hacer”.
“Imagínese si nosotros redirigimos la educación para introducir aspectos digitales en el mismo contenido”, se cuestiona, al recordar que la “tecnología es el medio, es decir, que es para impulsar la creatividad de los seres humanos”.
Según conclusiones del evento Education Summit 2021, se van a requerir 1.2 millones de desarrolladores de softwares en Latinoamérica. “Para poder proveer al mercado esos recursos, hay que empezar temprano para que las universidades puedan producir esa cantidad que la parte productiva y de servicios está requiriendo”.