Los efectos de la pandemia en la economía son harto conocidos. Ningún país pudo escaparse de la crisis de salud, pero tampoco de la contracción económica. China, paradójicamente, fue la excepción con un crecimiento de un 2.3%, tomando en cuenta que en esa nación asiática estuvo la génesis del covid-19.
República Dominicana, cuyo producto interno bruto (PIB) se contrajo un -6.7% en 2020, puede mostrar sectores que demostraron su resiliencia. Y lo hicieron en grado superlativo. El sistema financiero es uno de ellos. En los momentos más críticos de la crisis sanitaria, las instituciones bancarias pudieron mantenerse a flote, ofreciendo todos los servicios necesarios para que la economía siguiera su curso. Por supuesto, y es oportuno reconocerlo, fue necesario invertir cientos de millones de pesos en robustecer las plataformas tecnológicas y garantizar seguridad en todas las operaciones. Y se logró.
El Informe Sobre Estabilidad Financiera 2020, que recientemente puso en circulación el Banco Central, trae informaciones que merecen destacarse, ya que sostienen cualquier análisis respecto a la buena salud del sistema de intermediación financiera.
Conforme esos datos, al cierre de 2020 el panorama del sistema financiero dominicano se caracterizó por el aumento de los activos y los depósitos en las instituciones financieras depositarias. En efecto, como resultado de las políticas monetarias y financieras implementadas, así como la adecuada gestión del portafolio de inversiones y la canalización de créditos a los sectores productivos y a los hogares, los activos totales de las instituciones financieras alcanzaron el 60.6% del PIB, exhibiendo un crecimiento interanual de 19.7%.
Respecto a la dinámica del pasivo de las entidades de intermediación financiera, destaca que representan un 49.7% del PIB al cierre del año pasado, registrando una variación interanual de 20.6%, donde la mayor proporción corresponde a las captaciones del público, vía los depósitos de ahorro y a la vista, los cuales aumentaron un 36.5% y 20.9% en términos interanuales.
Una de las mejores noticias tiene que ver con el patrimonio, el cual continuó fortaleciéndose durante los últimos años, en especial durante la pandemia, registrando un crecimiento interanual de 9.4% al cierre de 2020. Según el Banco Central, este incremento ha estado impulsado por nuevas capitalizaciones en un 77.9% y el restante 22.1% por beneficios acumulados y del período. En ese orden, el patrimonio total de las entidades ha alcanzado el 6.1% del PIB, reflejando la confianza de los accionistas en la estabilidad de las entidades de intermediación financiera.
Como muestran los números, el sistema financiero dominicano ha demostrado ser resiliente. Y lo ha sido en otras circunstancias históricas. Sólo hay que pasar revista para descubrirlo. Es de orden reconocer la política monetaria asertiva que implementan las autoridades del Banco Central. La única apuesta en este caso es la estabilidad.