El 20 de octubre de 2020, con la presencia del presidente de la República, Luis Abinader, el país fue testigo de un gran acontecimiento: el lanzamiento de la Estrategia Marca País, una apuesta que habría de convertirse en la punta de garrocha para posicionar a República Dominicana en los mercados mundiales desde diversos ámbitos.
El evento contó con la presencia de los líderes empresariales más importantes del país. El entusiasmo generado en la opinión pública, que coincidió con la reciente asunción del poder de Abinader, pronto se desvaneció cuando el logo presentado resultó ser (o parecer) un plagio tipográfico y artístico de un diseñador ruso. No se sabe si el Gobierno dominicano tuvo que pagar por la obra ¿plagiada? o si eso “se quedó así”.
La Estrategia Marca País presentada para la ocasión descansaba en cinco pilares: inversión, exportaciones, turismo, cultura y ciudadanía. Abinader, como es de lugar, mostró mucho entusiasmo: “Debemos convocar a todos los dominicanos. Sumar a empresarios y medios de comunicación, a artistas y deportistas; al profesionista, al obrero, al médico y a la estudiante; hombres y mujeres, ciudadanos de esta nación.
No hay mejores promotores y embajadores de nuestro país que nosotros mismos”. Aún recuerdo las palabras del ministro de Turismo, David Collado: “La Estrategia Marca País tiene un componente muy importante de prospectiva y de prevención, ya que República Dominicana no puede darse el lujo de sufrir otra crisis reputacional como la del año pasado (2019), que afectó de manera injusta la imagen de nuestro país, de nuestra gente y de nuestros destinos.
¿Quién más rebosó de entusiasmo? Oh, la talentosa directora de ProDominicana Biviana Riveiro, quien expresó que “este esfuerzo es resultado de un trabajo exhaustivo y contó con un diagnóstico integral que incluyó investigación de opinión pública, consultas, talleres, entrevistas a profundidad con los principales actores y la ciudadanía en general”. Bueno, aquí debo decir que estas palabras no sintonizaron con lo sucedido después.
Luego del lanzamiento vino lo inesperado: un escándalo que afectó, en su momento, la reputación del joven gobierno y de la empresa contratada para tales fines a través de ProDominicana. Después del fracaso de esa estrategia fue que ProDominicana refirió que “sólo le dio seguimiento a un proceso que venía de la gestión anterior”. ¿Por qué no lo dijo desde un principio? Quizá no la hubiera pasado tan mal. Fue una verdadera crisis reputacional que, además de generar vergüenza, costó muchos recursos económicos al Estado.
Luego, con el concurso de empresarios que entendieron que había que salvar la imagen del país, se convocó a un concurso de talentos, a fin de darle la oportunidad al pueblo de que eligiera la mejor opción. Finalmente ganó una, pero a la fecha, quizá por circunstancias ajenas a la voluntad política del Estado, no sabemos qué ha sucedido. ¿Alguien sabe qué se está haciendo? Ya hará un año de este magno acontecimiento y, al parecer, este gran proyecto se echó a dormir en la cama del olvido.