Sabina Matos es la vicegobernadora del estado de Rhode Island, servidora pública desde hace más de 20 años, cercana a su comunidad a través de diversos proyectos y una dominicana que con orgullo pregona que es de Barahona. Emigró a Estados Unidos junto con su familia cuando tenía 20 años de edad. Sucedió en 1994.
“Soy del pueblo de los plátanos, barahonera 100%. Nací en Paraíso. Vengo de una familia muy dedicada al servicio público. Mi papá, Miguel Matos, fue alcalde municipal de Paraíso por varios anos y mi mamá, Dionnys Carrasco, fue maestra fundadora del liceo del pueblo. En mi casa siempre vi, desde muy temprana edad, la disposición de mis padres de servir a la comunidad”, narró.
Antes de llegar a Estados Unidos vieron en Santo Domingo. Durante sus años en la capital finalizó los estudios de primaria y bachillerato. Vivieron en Los Alcarrizos, cuando aún no era municipio. Allí su madre fue subdirectora de una escuela secundaria.
Admite que emigrar como adulto resulta muy difícil por el choque cultural que se debe enfrentar o experimenta, pero al mismo tiempo al saber que ha dejado todo atrás, incluyendo amigos, familias, compañeros de escuela y la vida social. Afirma que comenzar de nuevo resulta ser todo un reto, especialmente cuando se desconoce el idioma.
Explica que la barrera del idioma es el primer gran reto que debe enfrentar un inmigrante para integrarse a la cotidianidad con el fin de ser un ente productivo. “Simplemente no puedes ejercer una carrera aquí si no dominas el idioma. Este es el primer reto se debe pasar”, señala.
Matos no tuvo experiencia laboral en República Dominicana porque una vez se graduó del bachillerato tenía la expectativa de emigrar a Estados Unidos, pues su familia estaba en el proceso, razón por la que no quiso iniciar la universidad porque pensó que la dejaría medio término. Lo que hizo fue un Secretariado en The Boston Institute donde también tomó un par de clases de inglés, comprobando haber prestado más atención cuando llegó Estados Unidos.
“Yo llegué un viernes a la ciudad de Nueva York y para el lunes siguiente ya tenía un trabajo en una factoría. No había trabajado antes. A las 5:00 de la mañana tenía que tomar el tren para trasladarme de Manhattan a Queens. Estaba frío todavía. Era abril. Era una semana lluviosa y fría. Y lo que pensé es que aquí no me quedo. Estaba haciendo planes para regresar a mi República Dominicana en diciembre y de eso ha pasado ya 28 años”, narra. Según cuenta, fue una experiencia que al final resultó ser linda y enriquecedora porque vio con sus propios ojos lo duro que trabaja la comunidad dominicana.
Cara a cara
Palpó el valor que tienen los inmigrantes al verlos tomar el tren para llegar hasta sus trabajos. Pudo apreciar, dice, la contribución de los dominicanos, en ese caso en Nueva York, ya que llegó primero a esa ciudad donde permaneció los primeros tres meses antes de mudarse a Rhode Island. Algo que recuerdo con cierto dolor es que no se hablaba de las cosas positivas que hacía su comunidad en Estados Unidos, sino que había un aura de negatividad. Recordó que se mencionaba muy poco cómo trabajan los integrantes de “nuestra comunidad” para llevar la comida a sus familias.
Desde que llegó a Estados Unidos, por consejo de sus padres, valoró aún más la importancia de la educación como medio efectivo para tener oportunidades de desarrollo y crecimiento personal. Pasó de empacar prendas o joyas, en Providence, a eventualmente tomó clases de inglés después del trabajo. Luego, junto con su hermana, se inscribió en la universidad a tiempo completo porque sus padres les dijeron que se encargarían de pagar todos sus gastos.
Estudió Comunicación con una concentración en Relaciones Públicas. Durante sus estudios trabajó en el autobanco de una institución financiera, que sólo era un día a la semana, pero diez horas corridas. Luego trabajó como recepcionista en el mismo banco, donde también le tocó trabajar en servicio al cliente.
Una de las etapas más importantes en su carrera que cuando tiene la oportunidad de hacer una pasantía en una estación de radio local, que era la única en ese momento, cuyos dueños son dominicanos también. Ahí se quedó trabajando y haciendo ventas, al tiempo que participaba de muchas actividades comunitarias.
“Así comencé a conocer más lo que estaba pasando en la comunidad hispana. Mi intención no fue postularme para un puesto político. Jamás pensé que sería candidata a alguna posición”, explicó.
Para Matos, trabajar con las comunidades se estaba volviendo una posición que le atrapaba sin pensar que llegaría al siguiente nivel. Sin embargo, dos concejales latinos (regidores) le hablaron seriamente y le pidieron que se postulara como regidora, ya que ellos veían interés en ella en lo que estaba pasando en su vecindario. Su primera reacción, revela, fue decirle que no. Le solicitaron que se tomara su tiempo para pensarlo al tiempo que terminaba la universidad.
En 2006 se postuló por primera vez, pero esa ocasión fue no fue electa, aunque trabajó muy fuerte. Perdió por alrededor de 100 votos. Luego, en 2010, volvió a postularse y ahí sí fue escogida para la posición de regidora. Concentró su gestión, entre otros aspectos, en mejorar la imagen de los vecindarios que representó.
Se enfocó en que las comunidades recibieran los recursos necesarios para mejorar su calidad de vida, pero también trabajó con las diversas organizaciones comunitarias que ejercen una función fundamental. Llegó a ser la presidenta de la Sala Capitular.
Su llegada a la Vicegobernación de Rhode Island se produjo en abril de 2021. “Este ha sido un honor que nunca imaginé que iba a tener. Representar a mi comunidad hispana y dominicana en esta posición es un honor que nunca soñé en mi vida. Estoy utilizando esta plataforma para promover el desarrollo de viviendas asequibles a nivel del estado”, expresó.
“Recordamos a nuestra comunidad dominicana que nosotros tenemos toda una generación que viene detrás de nosotros que está observando y pendiente de todo lo que hacemos. Estamos abriendo puertas para ellos y debemos asegurarnos de que esas puertas no se cierren”, sostuvo.
Vida comunitaria
La vicegobernadora, al destacar la importancia de la comunidad latina en Rhode Island, refiere que representa más de un 16% y más del 5% es de ascendencia dominicana. Destaca, asimismo, la fortaleza de los dominicanos en Providence, pues han traído el espíritu emprendedor. De hecho, dice, el área en la que se ha denominado Juan Pablo Duarte Boulevard, “se siente la influencia de nuestra comunidad”.
Indicó que esa área tenía muchos edificios y negocios abandonados y la comunidad dominicana fue emprendedora y transformó esa área, creando empresas.
Matos también mantiene el contacto con República Dominicana. Recientemente visitó el país y recibió diversos reconocimientos, incluido el de Hija Distinguida del municipio Los Alcarrizos, donde vivió durante un largo período. También en su pueblo de Paraíso le hicieron un recibimiento, incluido ver el lugar donde su padre fue alcalde.
En Providence mantiene contacto con la Cámara Americana de Comercio para la Semana Dominicana en Nueva York y Washington. En su caso, busca que la actividad se extienda a esa demarcación. Además, ha realizado contactos con empresarios y autoridades para mejorar las relaciones comerciales entre ambos países a través de los puertos de Rhode Island.