La crisis económica, social y política que vive la vecina República de Haití es cada vez más creciente y con ella también la inmigración de ciudadanos de esa nación hacia República Dominicana.
Llegan haitianos pobres con el interés de trabajar honestamente en República Dominicana para mejorar o paliar su difícil situación económica. También están los de clase social más acomodada que vienen como estudiantes o los que se dedican al comercio y a hacer negocios lícitos como empresarios que, aun en medio de la crisis que vive Haití, han logrado acumular fortuna y desarrollar productividad de manera honesta.
Sin embargo, también vienen maleantes y delincuentes con la intención de realizar actividades ilícitas y criminales en República Dominicana, aunque, afortunadamente, esos son una minoría sobre la que es preciso prestar atención para evitar que siga creciendo.
Aunque las estadísticas oficiales no pueden confirmarlo con seguridad, se estima que en República Dominicana somos alrededor de 10.5 millones de ciudadanos y que, posiblemente, los haitianos representen poco más de un millón de personas residentes, legal e ilegalmente en el país.
En resumidas cuentas, se pudiera estimar, de forma conservadora, que los haitianos en República Dominicana son aproximadamente el 10% de la población total.
Partiendo de ese dato, que no deja de ser estimado, pues no existen cifras exactas al respecto, si nos fuéramos a la proporcionalidad, deberíamos asumir que de cada 100 trabajadores en República Dominicana, 10 deberían ser haitianos, de cada 100 estudiantes en las escuelas, 10 deberían ser haitianos, de cada 100 pacientes en los hospitales una décima parte debería ser de esa nacionalidad y de cada 100 delincuentes, 10 tendrían que ser también haitianos, con igual proporción, incluso, en las cárceles de República Dominicana.
Pero, no parece que sea así. En realidad, la proporción de haitianos en el país puede verse elevada en determinados barrios, o en determinadas circunstancias pasajeras, no de forma permanente, como ha de mandar la proporcionalidad, si mantenemos la creencia de que son el 10% de la población.
Si bien es cierto que las autoridades dominicas deben reforzar los controles migratorios para evitar la entrada de haitianos ilegales, así como los controles internos para fortalecer la regularización de los ciudadanos de esa nación que ya viven del lado dominicano, así como la deportación de los que están de forma ilegal; también es una realidad el hecho de que, en términos proporcionales, todavía esos ciudadanos están por debajo de lo que representan porcentualmente en la población.
La misión oficial es evitar que la proporción negativa crezca.