El Gobierno dominicano ha tenido que enfrentar una inflación con pocos precedentes en la historia reciente de República Dominicana, esta vez atizada por un entorno global nada alentador.
Este contexto inhóspito ha obligado a las autoridades a destinar más recursos de lo previsto para evitar que el choque de los precios afecte a los más vulnerables, pero también a los sectores productivos. Subsidiar ha sido la opción tomada y los resultados para el fisco han sido extremos.
Las cifras dadas a conocer por el Gobierno demuestran que la carga ha sido realmente pesada. En lo que compete al sector eléctrico, por ejemplo, las erogaciones sumaron RD$83,109.3 millones, lo que significa un aumento relativo de un 48% sobre lo que se había estimado en principio y un 52% más que lo destinado para este renglón en 2021. Al llevarlo a dólares, el año pasado el sector eléctrico se llegó US$1,508.6 millones.
Lo positivo ha venido por el lado de los efectos amainados que ha sentido la población y la economía, por decirlo de alguna manera. Ya lo han dicho las instituciones encargadas de medir la inflación: si no hubiera sido por los subsidios a los combustibles, para citar un caso, la inflación se hubiera disparado en al menos seis puntos porcentuales más, lo que haría insoportable los precios.
Estos números indican, además, que el principal obstáculo que siguen teniendo las finanzas públicas está en la ineficiencia del sector eléctrico, ya sea por el lado de la gestión de las distribuidoras o por lo costoso que resulta el negocio para el Estado.
El año pasado, para tomar nota, se quiso implementar el llamado Pacto Eléctrico, especialmente lo que compete a la tarifa técnica, acordándose un ajuste trimestral. La realidad global impuso una inmediata suspensión de esta medida, ya que los gritos de la población y los sectores productivos no se hicieron esperar. Hubo facturas que de un momento a otro se duplicaron, provocando preocupación no sólo por la estabilidad económica, sino también por la certidumbre social tan necesaria para alcanzar el desarrollo humano.
Ante esta situación, las autoridades se vieron en la obligación de buscar más recursos para aguantar las alzas previamente acordadas.
Sincerizar los costos de generación de electricidad es una tarea pendiente en el país. Empero, esto tiene un riesgo para la inversión, ya que hay otras economías que pueden ofrecer mejores condiciones que República Dominicana en materia de energía.
Aunque parezca una actitud pesimista, en el corto y mediano plazo no se vislumbra una salida salomónica al problema del déficit y subsidios amarrados al sector eléctrico.