[dropcap]E[/dropcap]n el pasado no tan lejano, y todavía en la actualidad, muchos hombres acostumbran contratar “damas de acompañamiento” para determinadas actividades en las que deseaban exhibirse y llamar la atención -o posiblemente la envidia- de los demás.
Sin embargo, los tiempos han cambiado y las mujeres son cada vez más entes económicamente independientes y liberales en una sociedad que les permite salir a divertirse sin la necesidad de hacerse acompañar de un hombre como respaldo imprescindible. Por eso también existen “hombres de compañía” para aquellas damas que lo demanden.
Pero entre una cosa y otra, también está en crecimiento la intención sana de determinadas damas productivas que después de una semana de arduo trabajo, desean salir a un bar o discoteca a divertirse sin sentir el acoso o seguimiento interesado de hombres que intenten conquistarlas. Pueden ser damas solteras independientes, de edad medio madura (entre 40 y 60 años) que simplemente desean divertirse.
Para ellas, en ocasiones, es difícil disfrutar el baile de un buen merengue, con un buen bailador, sin que éste de muestras de interés en conquistarla, mientras la dama en cuestión solo desea bailar.
La presencia de damas en el rango de edad mencionado es común en muchas discotecas de la ciudad donde se coloca música tropical bailable y el público dominante es más adulto. Y es ahí donde se ha destacado de manera discreta un servicio conocido, pero poco comentado, que ofrecen algunos hombres y que se denomina Taxi dancer (algo así como “compañero de baile pago” en español).
Se dan casos en que un grupo de amigas (tres o cuatro) acostumbran a salir a bailar como actividad de ocio y deciden hacer los contactos para contratar un taxi dancer que “las baile” sin generarles más placer que el de disfrutar la música y los movimientos que inspira.
Pero hay damas que no les gusta esa práctica, pues desean sentir el placer de ser invitadas a bailar por su apariencia y su buen estilo al danzar, pero sin que ello implique la intención de enamorarlas. Esas damas muchas veces van con sus amigas a una discoteca y no la pasan muy bien si no encuentran alguno que otro hombre decente que las invite a bailar. Entonces es ahí donde muchos dueños de bares y discotecas han decidido introducir la figura del taxi dancer sin hacer ver de manera directa que se trata de ese tipo de servicio.
El taxi dancer es contratado por la administración del bar y frecuenta el lugar de forma regular e invita a bailar a las damas de edad madura que así lo deseen y que por lo general son consumidoras de bebida premium y asiduas al sitio.
Pero para ser un taxi dancer en ese tipo de ambiente es preciso reunir determinados requisitos como el de tener una edad promedio de entre los 40 y 55 años, una apariencia relativamente aceptable, vestir de manera tradicional, comportarse con extrema decencia y, sobre todo, ser muy buen bailador de música tropical (merengue, salsa, bachata, son y otros ritmos tradicionales).
El taxi dancer puede recibir la paga de entre 2,000.00 pesos y 4,000.00 pesos por noche, más una cantidad limitada de tragos gratis cuando el ambiente es bueno y se requiere su presencia.
Las damas a las que invita a bailar no deben saber que está trabajando, sino que deben sentir que se trata de un hombre sin acompañante que, al igual que ellas, desea pasar un buen rato.
Además, el taxi dancer nunca debe enamorar ni dar muestras de interés por ninguna de las damas a las que invite a bailar; aunque eso no es del todo estricto, pues puede darse el caso de que sea la mujer quien se muestre interesada y ya esa parte escapa a la contratación pura y simple de sus servicios por parte de la discoteca.
Por eso es que en ocasiones, cuando usted visita varias veces uno de esos bares o discotecas de público adulto, se encuentra con algunos hombres que siempre están ahí, solos y bailando muy bien con diversas damas de edad relativamente madura.
Es posible que esos sean taxi dancer contratados discretamente por la propia discoteca para satisfacer el deseo sano de las damas de buen consumo que visitan el lugar con la única intención de que las bailen bien.