[dropcap]E[/dropcap]xiste la percepción de que la economía dominicana está paralizada, y de que el proceso de transición está resultando, no solamente largo y tedioso, sino también carente de informaciones fidedignas, no especulativas, que permitan visualizar lo que serán los ejes estratégicos del nuevo y, al mismo, viejo gobierno.
Fuera de la recreación de las más variadas conjeturas sobre potenciales cambios de funcionarios, y del incremento del lobbismo con fines de colocación en un puesto público, la verdad es que no hay nada nuevo en el escenario local que pronostique algún cambio de paradigma o de concepción alrededor del modelo económico actual.
Más aún, al parecer las prioridades del nuevo gobierno serán las mismas, por lo que tendremos multiplicadas las visitas sorpresas, en tanto las Pymes continuarán siendo un foco de atención, mientras la educación, por suerte, seguirá su impulso en términos de inversión en la construcción.
A menos que se tenga una señal contraria, la crisis en el sector salud no se detendrá, mientras crecerán los temores vinculados a la inseguridad ciudadana.
En el orden de la economía, es casi seguro que el PIB continuará creciendo, independientemente de lo que sientan o digan los agentes económicos, pues las “estadísticas son las estadísticas” diría el Banco Central, y es bueno mostrar números sólidos para atraer inversión extranjera.
Así también, la especulación sobre una nueva reforma fiscal no se detendrá, sobre todo si recibe la ayuda del vocero de la Presidencia, y se dirá que ahora sí esta reforma será integral, ya que no solo servirá para revisar los impuestos, sino también para redireccionar el gasto público y, de paso, hacerlo más eficiente.
En ese mismo sentido, el problema vinculado al suministro de energía eléctrica se mantendrá, aunque aumentarán las expectativas de solución en la medida en que avanza la construcción de las nuevas plantas a carbón.
Como ya se han construido suficientes carreteras, avenidas, caminos vecinales, puentes, elevados, metros y hasta un teleférico, es casi seguro que habrá mayor concentración en la búsqueda de solución a los problemas del transporte urbano en las grandes ciudades, sobre todo ahora que cayó una torre del sindicato de choferes.
Lo que sí no debe continuar, es esta resaca económica post electoral que me ha llevado a especular sobre los más variados problemas nacionales.